El afta (del griego aphtai, quemadura) o estomatitis aftosa es una lesión o úlcera mucosa, como una pequeña herida o llaga, que se localiza generalmente en la mucosa oral de bordes planos y regulares y rodeada de una zona de eritema. El afta está a menudo cubierta por una pseudomembrana. Se ha asociado con virus y hongos, pero no existe relación causal entre Candida albicans y afta. Generalmente aparecen en la zona interior de los labios, las mejillas, o la lengua. No es una inflamación contagiosa, ni se transmiten de una persona a otra.[1] Conocimientos adicionales recomendados
EpidemiologíaLas aftas son una de las lesiones más frecuentes de la cavidad bucal con una prevalencia entre el 5 y 60% de la población.[2] Se presenta con gran frecuencia entre niños y adolescentes, especialmente entre los 10 y 19 años de edad.[1] Cuadro clínicoLa estomatitis aftosa puede presentarse con una o más lesiones recubiertas de una capa amarillenta sobre una base roja, las cuales tienden a recurrir. No suele acompañarse con fiebre aunque a menudo son dolorosas. Por lo general comienzan con una sensación de ardor en el sitio de la futura úlcera. Al cabo de varios días progresan a una tumefacción que se vuelve ulcerosa. El área de color gris, blanca o amarillenta se debe a la formación de fibrina, una proteína asociada con la coagulación de la sangre. EtiologíaFrecuentemente las inflamaciones agudas causadas por afta son atribuídas a alergias a las nueces, chocolates y a irritantes como los cítricos, café y patatas aunque la abstinencia de estos elementos no siempre previene las recurrencias.[1] También se ha demostrado el papel contribuyente que desempeña la tensión nerviosa y la malnutrición (en sus diferentes tipos) para que el afta se desarrolle. Las úlceras aftosas pueden estar asociadas con padecimientos inflamatorios del intestino, la Enfermedad de Behçet, mononucleosis infecciosa y fiebre de duración prolongada. El diagnóstico se establece rara vez con claridad y se basa en antecedentes de recurrencia, la inspección de la úlcera y en la posibilidad de descartar enfermedades similares, pero más fácilmente identificables. TratamientoLos lavados bucales suaves y las pomadas de antibióticos-hidrocortisona disminuyen el dolor y contribuyen a la curación. Es de especial utilidad la hidrocortisona en una base adhesiva. Indirectamente pueden ser de utilidad los sedantes, analgésicos y vitaminas. Los corticoesteroides por vía general en dosis elevadas por un corto periodo pueden ser de mucha utilidad para los ataques graves y debilitantes de afta. El aceite de clavos puede aliviar grandemente dolor y promueve la cura de la herida. Es un analgésico y un antiséptico naturales usado sobre todo en odontología para su eucalipto del ingrediente activo. El uso constante proporciona la relevación significativa y cualquier dolor inplacentero grandemente por las ventajas. Aplique 1 o 2 gotas del aceite de clavo a un brote del algodón e introdúzcalas gradualmente al área afectada. Desde que aparece un afta bucal, la curación tarda aproximadamente de 7 a 14 días, que se ve acelerada muy levemente con el tratamiento. Un tratamiento más rápido puede llevarse a cabo con carbenoxolona, un derivado semisintético de la glicirrizina (substancia extraída de la regaliz). La forma comercial más usada es el Sanodin®, que contiene la carbenoxolona en forma de sal sódica. Esta sustancia inhibe el metabolismo hepático y renal de los corticoides en general. Aftas en animalesEn veterinaria, una enfermedad típica y bien conocida es la glosopeda o fiebre aftosa, que no tiene nada que ver con los hongos, aunque se considera que es causada por heridas comunes de la boca (causadas involuntariamente por los dientes) y al infectarse por las bacterias de la misma produce las aftas. Referencias
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