Las células plasmáticas también denominadas plasmocitos pertenecen al sistema inmunitario y su palpel consiste en la secreción de grandes cantidades de anticuerpos. Se diferencian a partir de los linfocitos B gracias a la estimulación de los linfocitos CD4+. Los linfocitos B actúan como células presentadoras de antígenos (APC), consumiendo un patógeno agresor. Éste se incorpora a la célula por endocitosis mediada por receptor y una vez dentro es troceado en el interior de los endosomas tras la fusión con lisosomas, liberando enzimas proteolíticas sobre el patógeno. Tras la proteólisis de éste, sus pedazos (los llamados péptidos antigénicos) son cargados en moléculas del tipo MHC II y presentadas en su superficie extracelular. Una vez allí, los linfocitos T CD4+ colaboradores se unirán al complejo MHC II/antígeno y provocarán la activación del linfocito B, lo que implica su diferenciación en célula plasmática y subsiguiente generación de anticuerpos contra el patógeno que ha sido consumido. Conocimientos adicionales recomendados
GeneralidadesTras dividirse durante unos cinco días, los linfocitos B maduros se pueden diferenciar o bien en células plasmáticas o en linfocitos B con memoria. Las células plasmáticas se originan en la médula ósea, posteriormente se desplazan al bazo o a los nodulos linfáticos para secretar anticuerpos (aproximadamente 10 000 por segundo). Durante los estadíos inicales de la respuesta inmune el tiempo de vida de las células plasmáticas es muy corto, tipicamente de unos pocos días a semanas. No obstante, siguiendo al proceso de maduración de la afinidad, las células plasmáticas pueden sobrevivir de meses a años y continuar secretando altos niveles de anticuerpos. Los linfocitos B con memoria tienden a ser más duraderos y por ello pueden responder rápidamente a una segunda exposición al antígeno. La clase de anticuerpo que se produce en una célula plasmática determinada depende de señales denominadas citoquinas que le llegan a partir de otras células del sistema inmunitario, como los macrófagos y los linfocitos T colaboradores. A este proceso se le denomina cambio de isotipo. Por ejemplo, las células plasmáticoas probablemente secretarán anticuerpos IgG3 si maduran en presencia de la citoquina interferón gamma. Puesto que la maduración de los linfocitos B también supone hipermutación somática, estos anticuerpos tienen una afinidad muy grande por su antígeno. CitologíaLas células plasmáticas son linfocitos grandes con una elevada proporción núcleo celular/ citoplasma y con un aspecto característico vistas al microscopio óptico. Tienen un citoplasma basófilo y un núcleo excéntrico con heterocromatina dispuesta en una característica forma de "rueda de carro". Su citoplasma también contiene una zona pálida que vista al microscopio electrónico contiene un extenso aparato de Golgi junto con los centriolos.[1] La abundancia de retículo endoplásmico rugoso combinada con un buen desarrollo del aparato de Golgi la hacen apta para la secreción de proteínas, en este caso inmunoglobulinas. Enfermedades de las células plasmáticasEl Cáncer de células plasmáticas se denomina mieloma múltiple. Esta afección se identifica porque las células plasmáticas malignas continúan produciendo anticuerpos que se detectan como paraproteínas. Se piensa que el Síndrome variable común de inmunodeficiencia se debe a un problema en la diferenciación celular de los linfocitos en células plasmáticas. El resultado es bajos niveles de anticuerpos séricos y un aumento del riesgo de infección. Referencias
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