Linfocitos B de los cuales depende la inmunidad mediada por anticuerpos, con actividad específica de fijación de antígenos. Las células B dan origen a las células plasmáticas que producen anticuerpos. Los linfocitos son de dos tipos principales, atendiendo a su origen y función: células T, que se diferencian inicialmente en el timo, y las células B, que se diferencian en el hígado y bazo fetal, y en la médula ósea del adulto (la 'B' proviene de la inicial de la Bursa de Fabricio, órgano en el que maduran las células B en las aves aunque también se dice que viene de la inicial en inglés de médula ósea: bone marrow). Durante su desarrollo, los linfocitos T y B adquieren receptores específicos para antígenos, el de las células B se le conoce como Receptor de Células B (BCR). Conocimientos adicionales recomendados
Origen de linfocitos BLos linfocitos B se originan de un Precursor Linfoide Relativo, la misma que da origen a las células T y las células asesinas naturales. Es probable que la presencia de un receptor de membrana sobre los precursores linfoides comunes al que se le llama Notch1 induce la diferenciación de células T mientras que la ausencia de dicho receptor induce el destino hacia la línea de linfocitos B.[1] Aquellas destinadas a originar células B completan su desarrollo en la médula ósea. Las células inmaduras pasan por diversas etapas de desarrollo, bajo la influencia de Interleucina 7:
Activación de células BLa activación de linfocitos B es una combinación de su proliferación y diferenciación terminal en células plasmáticas. El reconocimiento de linfocitos B no es el único elemento requerido para la activación de células B. Aquellas que aún no han sido expuestas a antígeno, pueden ser activadas de manera dependiente o independiente de las células T. Activación dependiente de células TCuando una célula B ingiere un patógeno, adhiere parte de las proteínas del organismo a la proteína del complejo mayor de histocompatibilidad tipo II. Este complejo es llevado a la superficie de la membrana celular, donde puede llegar a ser reconocido por los linfocitos T, los cuales son compatibles con estructuras similares sobre la membrana de los linfocitos B. Si las estructuras sobre la célula B y T son compatibles, el linfocito T activará al linfocito B, el cual producirá anticuerpos en contra de segmentos que el patógeno lleva sobre su superficie. La mayoría de los antígenos son T-dependientes, es decir, requieren cooperadores para la producción máxima de anticuerpos. Con un antígeno T-dependiente, la primera señal proviene del entrecruzamiento del antígeno y el receptor de la célula B (BCR), y la segunda señal viene de una co-estimulación que provee una célula T. Los antígenos T-dependientes contienen proteínas sobre las MHC-II de las células B que son presentadas a células T llamadas TH2. Cuando una célula B procesa y presenta el mismo antígeno a la célula TH, ésta secreta citocinas que activan a la célula B. Estas citocinas producen la proliferación y diferenciación en células plasmáticas. El cambio al isotipo IgG, IgA, e IgE y la generación de células de memoria ocurren en respuesta a antígenos T-dependientes. Activación T-independienteMuchos antígenos son T-independientes, es decir, puede emitir ambas señales a la célula B. Los ratones sin timo (ratones atímicos que no producen células T), pueden responder en contra de antígenos, llamados T-independientes. Muchas de las bacterias tienen epítopos repetitivos de carbohidratos que estimulan a las células B, por medio de los llamados receptores reconocedores de patrones, para que respondan sintetizando IgM en ausencia de cooperación de un linfocito T. Hay dos tipos de activación T-independientes:
Referencias, notas y citas
Véase también |
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