Disonancia cognitiva



El concepto de disonancia cognitiva, en Psicología, hace referencia a la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias, emociones y actitudes (cogniciones) que percibe una persona al mantener al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto, o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias. Es decir, el término se refiere a la percepción de incompatibilidad de dos cogniciones simultáneas.

El concepto fue formulado por primera vez en 1957 por el psicólogo estadounidense, de origen ruso, Leon Festinger en su obra A theory of cognitive dissonance.[1] La teoría de Festinger plantea que al producirse esa incongruencia o disonancia de manera muy apreciable, la persona se ve automáticamente motivada para esforzarse en generar ideas y creencias nuevas para reducir la tensión hasta conseguir que el conjunto de sus ideas y actitudes encajen entre sí, constituyendo una cierta coherencia interna.

La manera en que se produce la reducción de la disonancia puede tomar distintos caminos o formas. Una muy notable es un cambio de actitud o de ideas ante la realidad.


Tabla de contenidos

Reducción de la disonancia

La motivación para la reducción de la disonancia se debe a la tensión psicológica que un individuo tiene que soportar cuando su sistema cognitivo presenta una gran disonancia o incoherencia interna. Por ejemplo, una persona con valores y creencias morales inculcadas desde su infancia puede verse involucrado en acciones que él mismo rechazaría (guerras, muertes, torturas...), por lo que se ve motivado a introducir valores superiores que justificarían su actitud: la defensa de la Patria, el evitar males mayores, etc.

Mentalidad retributiva

En la toma de decisiones, es también muy importante el efecto de la disonancia cognitiva. Cuando hay un esfuerzo o se produce un coste, lo consistente es que a este costo o penalidad le siga una recompensa apreciable. Toda persona busca el éxito, que no es otra cosa que la recompensa ante el esfuerzo. Por el contrario, el fracaso es disonante; ocurre cuando al esfuerzo o costo no le sigue la recompensa. En estos casos el individuo puede reducir la consiguiente disonancia buscando otra posible recompensa futura: solo se aprende del error, esto servirá para evitar futuros errores... Otras veces cuando se ha elegido una alternativa que no ha resultado lo satisfactoria que se pensaba, se pueden encontrar ventajas que antes no se habían detectado. Por eso, después de una compra importante, el comprador suele valorar mejor el producto adquirido que antes de la compra. En filosofia, sin embargo, tal tipo de disonancia congnitiva no se interpreta como un fenomeno inherente al ser humano sino como una mentalidad procedente del pesamiento religioso como respuesta al malestar o al dolor. Tal mentalidad se conoce como mentalidad retributiba, debido a que se comprende como una retribucion moralmente necesaria al esfuerzo, sacrificio y dolor que per se carecen de valoracion. Es lo comun en el conjunto de las religiones de todo el mundo y forma parte como residuo en la mentalidad moderna en numerosos momentos de nuestra vida.

Ejemplos

Un experimento clásico realizado por Leon Festinger demostró la existencia de la Disonancia cognitiva. El experimento consistía en pedir a una serie de sujetos que realizasen una tarea muy aburrida. Al concluir la tarea dividió a los sujetos en tres grupos, les preguntó que les había parecido la tarea y todos opinaron que les resultó muy aburrida. A los sujetos del primer grupo, el grupo control, les dijo que el experimento había concluido y que se podían ir. A los sujetos del segundo grupo, les dijo que fuera había una persona que tenía que realizar la tarea pero que no estaba muy convencida, así que les daría 1 dólar si le decían que la tarea había sido muy divertida, con los del tercer grupo hizo lo mismo, pero en vez de un dólar les dió 30.

Al cabo de una semana Festinger llamó a todos los sujetos para preguntarles de nuevo que les había parecido la tarea, los del primer y tercer grupo reafirmaron su anterior respuesta, que la tarea había sido muy aburrida. Sorprendentemente descubrió que los del segundo grupo creían que la tarea había sido divertida. La explicación de por qué en el tercer grupo no se produjo el efecto de disonancia cognitiva, es que para que este efecto se produzca, los sujetos deben tener la percepción de libertad de elección al realizar la conducta, y los 30 dólares que les había pagado por mentir, de alguna forma les obligaban a hacerlo, cosa que no estaba justificada en el segundo grupo que sólo recibió un dólar.

Un caso evidente de reducción de disonancias cognitivas es el de funcionarios de la Seguridad del Estado (policías, militares, espías), que están mal pagados en comparación con el esfuerzo y riesgo que conlleva la profesión. Cuando esto ocurre, la disonancia producida, debido a la escasa recompensa material, se reduce cuando el sistema imperante inculca los valores superiores de la obediencia debida o del bienestar del Estado.

Sin duda, en la vida real se pueden encontrar multitud de ejemplos de reducción de disonancia cognitiva extraordinariamente sugerentes.

En el ámbito del marketing, se refiere a aquel malestar que el individuo padece después de una compra, "¿será o no buena la compra?, ¿habré acertado?...". El marketing ha de intentar que esta disonancia, este malestar, sea el menor posible.

Referencias

  1. Festinger, L. (1957), A theory of cognitive dissonance, Stanford, CA: Stanford University Press. ISBN 978-0-8047-0911-8.

Bibliografía recomendada

  • Tavris, C. y Aronson, E. (2007), Mistakes Were Made (But Not by Me): Why We Justify Foolish Beliefs, Bad Decisions, and Hurtful Acts, Harcourt Books. ISBN 978-0-15-101098-1.
  • Gazzaniga, M. S. (1985), El cerebro social, Madrid. Alianza Editorial, S.A., 09/1993. ISBN 978-84-206-0646-0.


Enlaces externos

  • Vadillo, Miguel A. (2004),, Psicoteca.com
 
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