Émbolo




Émbolo
Clasificación y recursos externos

Aviso médico

Trombo intracoronario extraído durante una intervención coronaria percutánea, que potencialmente pueden volverse embólicos. Cada flecha indica un trombo.
CIE-10 O88, T79.0-79.1
CIE-9 444.9
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MedlinePlus émbolo

Sinónimos

En medicina, un émbolo ocurre cuando un objeto extraño es capaz de viajar por el torrente sanguíneo, de una parte del cuerpo a otra, pudiendo provocar la oclusión o bloqueo de un vaso sanguíneo de menor diámetro al del émbolo. El término fue usado por primera vez en 1848, por Rudolf Virchow.[1] Se contrasta con un trombo, el cual es la formación de un coágulo dentro del vaso sanguíneo, en vez de ser transportado a un lugar distante, como es el caso de un émbolo.

Tabla de contenidos

Definición

Hay diferentes tipos de émbolos, definidos de acuerdo al material embólico:

  • Tromboembolismo o tromboembolia - embolismo de un trombo o coágulo sanguíneo.
  • Embolismo graso - embolismo de gotas de grasa.
  • Embolismo aereo, también llamado embolismo gaseoso - embolismo de burbujas de aire.
  • Embolismo séptico - embolismo de pus que puede contener bacterias.
  • Embolismo tisular - embolismo de pequeños fragmentos de tejido.
  • Embolismo de cuerpo extraño - embolismo de materiales extraños incluyendo pequeños objetos.
  • Embolismo de líquido amniótico - embolismo de células fetales, cabello, etc., que entran al torrente materno.

Clasificación

Se distinguen tres tipos de émbolos, dependiendo del estado físico de la partícula a la deriva: sólido, líquido o gaseoso. Estos cuerpos extraños pueden presentarse en distintos tamaños y formas. Las variaciones en tamaño implican la posible obstrucción de casi toda la gama de vasos existentes en el cuerpo: arterias (caso más común), arteriolas, capilares, vénulas y venas.

Los émbolos sólidos son los más frecuentes y generalmente se producen durante la disolución de un trombo, resultando un émbolo trombótico. Pueden alcanzar tamaños considerables, llegando a ser mortales en caso de oclusión a la arteria pulmonar, por ejemplo.

Los émbolos líquidos se pueden producir por embolia grasa, causada por fractura, en que ocurre infiltración de restos de tejido adiposo en los vasos, o por embolia de líquido amniótico, observada en partos complicados donde un desgarro en el miometrio permite la entrada del líquido, rico en células muertas, grasa, lanugo, trofoblastos, etc, a las venas de la madre.

Los émbolos gaseosos se producen por una descompresión abrupta, que genera burbujas dentro de la sangre. Este tipo de embolia es común en buzos, cuando ascienden rápidamente desde profundidades considerables del mar hasta la superficie. También puede ocurrir durante cirugías en tórax o cuello, o por heridas profundas en tórax.

Basado en la ruta que toma el émbolo, pueden haber tres tipos:

  • Anterógrada
  • Retrógrada
  • Paradójica

En un émbolo anterógrado, se dice que el movimiento del émbolo viaja en dirección del flujo sanguíneo. En el embolismo retrógrado, un caso poco frecuente, el peso del émbolo es tal que se opone a la dirección del flujo sanguíneo, usualmente de importancia solo en venas con una velocidad sanguínea baja.[2] En el embolismo paradójico o también llamado embolismo cruzado, el embolo de una vena cruza al sistema arterial, usualmente encontrado en defectos del corazón donde existe un shunt sanguíneo.[3]

Patología

En un tromboembolismo, el trombo—coágulo sanguíneo—creado en un vaso sanguíneo se desprende completa o parcialmente del sitio de implantación inicial. El torrente sanguíneo lo llevará en forma de un émbolo por la circulación a varias partes del cuerpo donde tiene el potencial de bloquear la luz—o cavidad—del vaso y ocasionar su obstrucción u oclusión. La diferencia entre un trombo y un émbolo es que el trombo está siempre adherido a la pared del vaso sanguíneo, mientras que un émbolo tiene libertad de movimiento dentro del vaso. Esa diferencia es importante para los patólogos en determinar si la causa del coágulo fue por una trombosis o por una masa coagulada post mórtem. Un vaso sanguíneo así bloqueado puede conllevar a diferentes patologías como una estasis o isquemia.

Embolismo graso

Un tromboembolismo no es la única causa de obstrucción del flujo sanguíneo dentro de un vaso, cualquier tipo de embolismo puede ocasionar el mismo problema. Un embolismo graso, por ejemplo, ocurre cuando gotas de grasa endógena—proveniente del mismo organismo—escapa a la circulación sanguínea. La entidad más frecuente que causa este trastorno es la fractura de un hueso tubular, como el fémur, produciendo una fuga de tejido graso proveniente de la médula ósea hacia los vasos sanguíneos desgarrados.

Embolismo aéreo

El embolismo aéreo, por su parte, proviene generalmente de fuentes exógenas, como la ruptura de un alvéolo haciendo que el aire inhalado se fugue a los vasos sanguíneos. Otra causa común es la perforación de la vena subclavia por un accidente o durante una operación, en un lugar donde haya presión negativa. El aire es aspirado a las venas por la gradiente causada con la presión negativa de la expansión torácica durante la fase de inhalación respiratoria. Un embolismo aéreo puede también ocurrir durante la infusión de una terapia intravenosa, al inyectar en la vena burbujas de aire—una anomalía iatrogénica extremadamente rara.

El embolismo aéreo es usualmente una preocupación para buceadores en aguas profundas porque los gases sanguíneos—usualmente nitrógeno y helio—pueden ser disueltos con facilidad durante el decenso oceánico. Sin embargo, cuando el buceador asciende de vuelta a la superficie y a presiones atmosféricas nomrales, los gases se vuelven insolubles causando la formación de pequeñas burbujas en la sangre. Este es el principio conocido en el síndrome de descompresión, una teoría relacionada con la ley de Henry de la química física.

Otros embolismos

Otros embolismos son poco frecuentes, como el embolismo séptico, en el cual una porción de tejido purulento es desalojada de su foco original. El embolismo tisular es un tanto equivalente a la metástasis de un cáncer, cuando fragmentos del tejido maligno se infiltra en los vasos sanguíneos. Otra forma de embolismo es un cuerpo extraño exógeno, proveniente de afuera del cuerpo, entra al organismo—como por ejemplo, talco, una bala, etc—causando una obstrucción física en algun punto de la circulación sanguínea.[4] Finalmente, también se puede presentar un embolismo de líquido amniótico, una complicación obstétrica mortal en el 50% de los casos que ocurre en el alumbramiento.[5]

Complicaciones

Asumiendo que la circulación sanguínea esté en un estado normal, un émbolo—sea gaseoso, grasa o celular—o un trómbo formado y liberado de una vena sistémica siempre impactará en los pulmones, después de pasar por el lado derecho del corazón. De ese modo se forma un embolismo pulmonar que puede ser una complicación de una trombosis venosa profunda.[6] Contrario a la creencia popular, el sitio más común para la foramción de una embolia pulmonar son las venas femorales y no las venas profundas de la pantorrilla. Si bien es cierto que las venas de la pantorrilla son sitios predilectos para la formación de trombos, no son un sitio común de origen de émbolos.

Algunas anormalidades congénitas de la circulación, en especial los defectos septales—agujeros en el septum cardíaco—permiten que un émbolo de la circulación sistémica venosa cruce al sistema arterial y llegue a parar cualquier parte del cuerpo, llamandose así un embolismo cruzado o paradójico.[7] El más común de estas anormalidades es la persistencia del agujero oval, que ocurre en cerca del 25% de la población adulta. Debido a que la presión en el lado izquierdo del corazón es mayor que el derecho, el defecto en este caso funciona como una válvula, estando normalmente cerrado. En ciertas circunstancias, como cuando el paciente toce en el momento preciso que por la zona esté pasando un émbolo, puede ocurrir un embolismo cruzado, desviandose el émbolo al sistema arterial y potencialmente alojandose en el cerebro, causando un accidente cerebrovascular.[8]

Los émbolos a menudo tienen consecuencias más serias cuando ocurren en áreas del cuerpo que no gozan de un suministro redundante de sangre, como el cerebro, el corazón y los pulmones. La causa más frecuente de un infarto renal es el fenómeno oclusivo de un émbolo, en la mayoría de los casos de origen cardíacos.[9]

Émbolos cardíacos

Un émbolo que nace en el corazón—por ejemplo de un trombo de la aurícula izquierda a raíz de una fibrilación auricular o por un émbolo séptico de una endocarditis—puede causar obstrucciones en cualquier parte del cuerpo.[10] Un émbolo que vaya a terminar en el cerebro, sea de origen cardíaco o carotídeo, con gran porbabilidad causará un derrame cerebral isquémico.

Los émbolos de origen cardíaco son eventualidades frecuentemente vistas en la práctica clínica. La formación de un trombo en una de las aurículas como consecuencia de un defecto valvular ocurre básicamente en pacientes con trastornos de la válvula mitral,[11] en especial aquellos con estenosis mitral y fibrilación auricular.[12] En la ausencia de una fibrilación auricular, la insuficiencia mitral por si sola tiene una muy baja incidencia de tromboembolismos. El riesgo absoluto de un émbolo por fibrilación auricular idiopática depende en otros factores de riesgo, tales como la senilidad, hipertensión, diabetes, insuficiencia cardíaca reciente o un previo derrame.

La formación de un trombo puede ocurrir igualmente en uno de los ventrículos y ocurre en aproximadamente 30% de los infartos de miocardio de pared anterior, comparado con solo 5% de infartos inferiores. Otros factores de riesgo incluyen una reducida fracción de eyección (<35%), la extensión del infarto, así como la presencia concomitante de una fibrilación auricular.[9] En los primeros tres meses después de un infarto, las aneurismas del ventrículo izquierdo tienen un riesgo de embolización cercano a un 10%.

Los pacientes con válvulas prostéticas también tienen un riesgo importante de tromboembolismo. El riesgo varía de acuerdo al tipo de válvula implantada—sea bioprostesis o mecánica—, al lugar implantado—mitral o aórtica— y en la presencia de otros factores como una fibrilación auricular, disfunción del ventrículo izquierdo, un previo émbolo, etc.

Referencias

  1. Hellemans, Alexander, Bryan Bunch (1988). {{{title}}}. New York, New York: Simon and Schuster.
  2. Facultad de Medicina, Universidad de La Frontera - Departamento de Anatomía Patológica. Embolia (2001). Último acceso 27 de diciembre, 2007.
  3. J. I. Blanes Mompó, P. Lozano Vilardell, D. Flores Mpez, E. M-Rimbau Muñoz, C. Corominas Roura, J. Juliá Montoya. Embolismo paradójico (Marzo, 2005) Angiología, pp. 163-166. Último acceso 27 de diciembre, 2007.
  4. Carlos Chamorro-Mera (1994). «El caso radiológico». Colombia Médica: 65-6. Consultado el 28 de diciembre, 2007.
  5. Amado Alejandro Báez, Ediza M. Giraldez y Andrei Pop. Crónica de una Muerte "no" anunciada: un Caso de Embolismo por Líquido Amniótico Revista Cubana de Medicina Intensiva y Emergencias. Último acceso 27 de diciembre, 2007
  6. [MedlinePlus] (marzo 2006). Émbolo pulmonar (en español). Enciclopedia médica en español. Consultado el 27 de diciembre, 2007. «La causa más común de una embolia pulmonar es un coágulo sanguíneo en las venas de las piernas, llamado trombosis venosa profunda (TVP), y muchas se resuelven por sí solas, aunque algunas pueden producir enfermedades graves o incluso la muerte.»
  7. BURNEO DE LAS CASAS, Jorge. Ataques Cerebrovasculares isquemicos en Pacientes Jovenes: reporte de casos y revisión de la literatura. Rev Med Hered. [online]. oct./dic. 1999, vol.10, no.4 [citado 27 Diciembre 2007], p.167-174. Disponible en la World Wide Web: [1]. ISSN 1018-130X.
  8. [MedlinePlus] (marzo 2006). Persistencia del agujero oval (en español). Enciclopedia médica en español. Consultado el 27 de diciembre, 2007. «Ha habido algunos estudios que sugieren que los pacientes de edad avanzada y que padecen de persistencia del agujero oval tienen una tasa mayor de ciertos tipos de accidentes cerebrovasculares (tromboembólicos). Si se presenta persistencia del agujero oval, el coágulo entonces puede pasar del lado derecho al lado izquierdo, desde donde puede viajar al cerebro y alojarse allí, impidiendo que la sangre fluya a esa parte (accidente cerebrovascular).»
  9. a b XAMBRE, L., CERQUEIRA, M., SILVA, V. et al. Isquemia renal aguda: causa rara de lumbalgia. Actas Urol Esp. [online]. 2005, vol. 29, no. 3 [citado 2007-12-27], pp. 322-331. Disponible en: [2]. ISSN 0210-4806.
  10. Eddy Rosales Guibert, Yoel A. Fernández Moreno, Orlando Ramos Preves, Rafael Martín Torres (fecha completa de publicación). «Infarto agudo del miocardio por embolismo séptico en una paciente con endocarditis infecciosa.» (formato en el que está dicha copia, si es distinto al HTML). MEDISAN 8 (1): 51-53. identificador, tal como ISSN, PMID, etcétera. Consultado el 28 de diciembre, 2007.
  11. GOMEZ, Rubén, PENAS, José Luis, FLEITAS, Cristina et al. Trombo libre en aurícula izquierda. Biomédica. [online]. set. 2005, vol.25, no.3 [citado 28 Dezembro 2007], p.293-294. Disponível na World Wide Web: [3]. ISSN 0120-4157.
  12. GOLDSMIT, A, GOMES MARQUES, R, DELUCA, C et al. Tratamiento endovascular de la trombosis aguda por tromboaspiración. Rev. costarric. cardiol. [online]. mayo 2004, vol.6, no.2 [citado 28 Diciembre 2007], p.73-74. Disponible en la World Wide Web: . ISSN 1409-4142.
 
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