Los péptidos opioides son polipéptidos pertenecientes al grupo de los compuestos neuropéptidos. Al igual que otros agentes afines, éstos presentan propiedades neuromoduladoras. Son producidos en la glándula pituitaria y el hipotálamo en vertebrados durante ejercicios vigorosos [1], excitación, y orgasmos[2]; y se parecen a los opiáceos en su habilidad para producir analgesia y una sensación de bienestar. Las endorfinas actúan como "eliminadores naturales del dolor", cuyos efectos pueden potenciar el de otras medicaciones.
Conocimientos adicionales recomendados
EndorfinasLas endorfinas actúan como neurotransmisores producidos por el organismo en respuesta a varias situaciones, entre las cuales se encuentra el dolor. En este sentido, puede considerarse que son analgésicos endógenos, puesto que actúan inhibiendo la transmisión del dolor. El descubrimiento de la endorfina en 1975 fue la culminación de una búsqueda intencionada. Poco antes se habían identificado receptores específicos para la morfina. Puesto que la morfina es una sustancia exógena (que se genera fuera del organismo), se razonó acertadamente que el organismo tenía estos receptores para una sustancia endógena (producida dentro del organismo). Ciertamente la endorfina está relacionada con la génesis de otras emociones; sin embargo, las evidencias señalan que su principal función concierne a la modulación del dolor. En el plano emocional, también muy importante, provoca la incentivación de sensaciones de placer, de alegría, de bienestar y hasta de euforia. Modificación de la percepción de las cosas que deja atrás visiones depresivas o tristes en situaciones de interacción con el mundo. Para estimular las endorfinas los expertos recomiendan:
EncefalinasEstas investigaciones también han conseguido aislar la encefalina, otro compuesto similar que el propio organismo produce para reducir el dolor. Esta sustancia tiene la capacidad de deprimir las neuronas de todo el sistema nervioso central, bloqueando las señales electrofisiológicas del dolor. La encefalina está estrechamente relacionada con la endorfina tanto estructural como funcionalmente, excepto por el hecho de ser una molécula más pequeña, formada sólo por cinco aminoácidos. Es una sustancia narcótica sintetizada en el encéfalo, y reacciona con los mismos receptores neuronales del cerebro que los opioides en general. Método sistemático para segregar endorfinasYa que es probadamente cierto que las endorfinas son de efecto espectacular para el organismo en su totalidad, corresponde preguntar, de un modo más específico, cómo podemos hacer para segregarlas. No solamente son necesarias para sobrevivir dentro de una vida sana, sino para la obtención de un máximo bienestar. Una de las fuentes psicológicas remarcables que provoca la producción de endorfinas es el "recuerdo". Recordar situaciones placenteras del pasado tiene la propiedad de producir las mismas endorfinas de la situación pretérita. Esto constituye, en buena medida, el fundamento de muchas técnicas de medicina alternativa de "meditación" y de "visualización creativa". Muchos de los poderes denominados "mágicos" atribuidos a los hechiceros, curanderos, o gurús, podrían adscribirse en alguna medida, a estos métodos. Los dos modos básicos de provocar el incremento de produccion de endorfinas en el organismo, resultan de procedimientos en apariencia opuestos: relajación o forzamiento del organismo. Cuando nos relajamos, el sistema conciente del aparato psíquico, se diluye y el subconciente entra en actividad, efectuando entonces una reparación de todas las funciones perturbadas del organismo. Las endorfinas cumplen, en todo ello, un proceso decisivo. Esta semiconciencia posibilitaría que las endorfinas se pongan en condiciones de circular mejor por la totalidad psicosomática. Una prueba contundente en favor de la relajación la da el hecho de que con frecuencia caemos en una duermevela o propiamente, en el sueño. Luego, de modo espontáneo, la realidad se nos aparecerá como mucho más luminosa, o más beatífica. El estado de estrés en que vivimos habitualmente, se confabula para que estas situaciones no sean del todo frecuentes. Así somos llevados, de un modo natural, al recuerdo de aquella melodía que endulzaba nuestras horas. O a la relectura de un libro singularmente placentero, o de poesías, o de páginas aisladas. O podemos ser arrastrados a la rememoración de un amor entrañable que nos arrastraba a un gozo casi místico. En otros, tal vez, se despierte el saludable apetito, o las ganas de efectivizar una actividad que siempre nos ha provocado placer: asistir a un espectáculo o tender las redes para hacer el amor. Aunque parezca superficial, cabe, en virtud del poder del recuerdo, anotar en una tarjeta aquellas situaciones que nos han deparado siempre placer o bienestar, para estimular la producción de endorfinas mediante la implementación de situaciones análogas. El otro expediente posible,repetido de pasada, ya ha sido mencionado. La actividad física que fuerza al organismo. Desde el caminar hasta el correr, o cualquier actividad corporal de carácter deportivo u otro. Los que no sean proclives a este mecanismo, siempre dispondrán de la memoria, de la imaginación, del goce de situaciones estéticas, de la risa o del humor...Lo que importa es tener bien claro que el placer se alimenta a sí mismo provocando más placer. Pequeños e insignificantes detalles pueden ser útiles. El aroma de un perfume que nos embriaga; el recuerdo intenso de la persona amada; el olor de la hierba fresca,recién cortada; la limpidez del ozono, luego de la tormenta; evitar el desorden, si nos gusta el orden; rodearnos de cuadros amables, de estatuillas encantadoras, de artesanías impactantes;saborear -con lenta rumiación- un alimento que nos place; evitar lo desagradable, como las malas noticias, como señala [Weil]; escuchar nuestra música favorita, si es preciso reiteradamente; intentar la "relectura" de páginas que siempre nos hayan conmovido, por su fondo o por su forma; desarrollar sentimientos de amor, por las cosas o las personas... En suma: tener siempre presente el intuitivo pero sabio proverbio latino de "mens sana in corpore sano". Bibliografía
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