La Entamoeba histolytica es un parásito anaerobio eucariota protozooario con forma ameboide, como su nombre lo indica, dentro del género Entamoeba. Es patógena para el humano, quien es su único hospedador, causando amebiasis incluyendo colitis amébica y absceso hepático. Conocimientos adicionales recomendados
MorfologíaSe pueden distinguir varias formas o fases de desarrollo en esta especie, presentes durante varias etapas de su ciclo de vida:
FisiologíaLa Entamoeba se alimenta del bolo alimentario, bacterias intestinales, líquidos intracelulares de las células que destruye y además, a veces fagocita eritrocitos. Tiene proteínas membranales capaces de formar poros en las membranas de las células humanas, destruyéndolas por choque osmótico, y adesinas que le permiten fijarse a las células de la mucosa, de modo que no sean arrastradas por la diarrea. Además, producen enzimas proteasas de cisteína, que degradan el medio extracelular humano, permitiéndole invadir otros órganos. TrofozoitoEsta forma del parásito es aerobio facultativo, está activamente alimentandose de bacterias y detritos, y continuamente multiplicándose por fisión binaria (reproducción asexual). Tiene especial predilección por el colón en especial el colon ascendente y el recto sigmoide. QuisteEste es la forma de resistencia y multiplicación de la Entamoeba histolytica, el estadío maduro es ingerido por vía oral por el hombre susceptible pasando ileso por la ácida barrera del estómago, pasa sin sufrir modificaciones a través del duodeno y el resto del intestino delgado, hasta la válvula ileocecal, donde sufre un proceso llamado desenquistamiento en el que la cubierta de quitina del quiste es rota liberando cuatro células, las cuales se dividen inmediatamente dando las formas parasitarias: el metaquiste, en total de 8 por quiste.[1] Hay varias estirpes, la mayoría prácticamente inocuas, pero algunas son altamente patógenas, y a infección generalmente no genera imunidad posterior. Ciclo de VidaEl hábitat de la Entamoeba histolytica es la pared y la luz del colon, en especial el ceco ascendente y el recto sigmoide, lugar donde por lo general ocurre la estasis fecal. Los quistes, con 15 µm, son formas esféricas, resistentes excretadas con las heces por personas infectadas. Tras ingerir agua o alimentos contaminados, pasa sin modificación por el ambiente ácido del estómago, hasta la porción inicial del colon, el ciego, donde se induce a su transformación en metaquistes, los cuales rápidamente se divide en ocho trofozoitos (de 50 µm), también amébicos. Los trofozoitos se adhieren fuertemente a la mucosa del colon, multiplicándose y pudiendo causar muchas dolencias. Algunos metaquistes se transforman en formas quísticas, que no se adhieren a la mucosa y son expelidas en las heces. La disentería amebiana o amibiasis es la forma de diarrea, infecciosa con sangre y moco, causada por la Entamoeba histolytica. Además de ello la ameba puede atacar el hígado causando un Abceso hepático amébico. EpidemiologíaSegún la OMS, hay 50 millones de nuevas infecciones por año y 70.000 muertes. La disentería amébica se presenta frecuentemente en países tropicales aunque también se presentan casos en las zonas templadas y frías. En África, Asia tropical y América latina, más de dos tercios de la población presenta estos parásitos intestinales, a pesar de que la mayoría de las infecciones pueden ser prácticamente asintomáticas. En Europa y Estados Unidos menos del 5% de la población es portadora. La Entamoeba afecta a los primates; los casos en perros y gatos son relativamente raros.
La infección ocurre por la contaminación del agua, vegetales, frutas u otros alimentos crudos mal lavados o mal cocinados con quistes infecciosos provenientes de heces contaminadas. Es posible que moscas y cucarachas transporten quistes, desde las heces hasta los alimentos. La contaminación fecal-oral por algunas prácticas sexuales también es una fuente de infecciones importante, siendo los homosexuales un grupo de riesgo. Los quistes son resistentes, sobreviviendo varias semanas, pero mueren a alta temperatura o con agua caliente.
PatogeniaGran parte del armamento enzimático que se estima que emplea Entamoeba histolytica y que probablemente le confiere su modo de acción patogénica lo coloca entre los organismos llamados Zimodemo II.[2] Se piensa que la presencia en el organismo o la capacidad de uso mayor o menor de dicho armamento enzimático confieren a las diferentes cepas sus características virulentas, siendo mas dañinas las que combinen el mayor número de estos componentes. En efecto, el uso de ese repertorio enzimático del grupo Zimodemo II es el método más común para diferenciar entre un organismo patógeno o no patógeno de Entamoeba histolytica.[3] Algunos de los factores patogénicos principales que aumentan la capacidad de causar daño al hospedador humano, son:
PatologíaLas lesiones por E. histolytica pueden ser intestinales o extraintestinales potencialmente involucrando a varios órganos. Lesiones intestinalesLa patología intestinal ocurre principalmente en cualquier parte del colon, en particular el ciego, sigmoides y el recto. La interacción inicial del trofozoito conlleva a lisis de las células diana, probablemente por acción proteolítica de lectinas.[6] Una vez atravezado el epitelio intestinal, penetra por la capa de la muscularis mucosae e instala hábitat en la submucosa, formando una apertura pequeña de entrada con un fondo ancho, que tiene la apariencia histológica de un botón de camisa. La reacción inflamatoria resultante en el tejido intestinal producen nódulos que progresan a úlceras y subsecuente necrosis localizada como resultado de trastornos del riego sanguíneo. La resistencia del parásito al ataque del sistema del complemento, hace que pueda sobrevivir en medio de una sobrepoblación infiltrativa de células linfocitarias (células plasmáticas, linfocitos, eosinófilos, etc).[7] Lesiones extraintestinales
Avance y SíntomasAl comenzar a multiplicarse los trofozoitos la mayoría de las infecciones son controladas por el sistema inmunológico, no habiendo generalmente síntomas, pero sí excreción de quistes infecciosos. A medida que aumenta el número de parásitos, provocan la destrucción de la mucosa intestinal, con ruptura de los vasos sanguíneos y destrucción de las células caliciformes que almacenan el moco. El sistema inmunológico rechaza su presencia generando focos diseminados de inflamación del intestino. El resultado es la mala absorción de agua y nutrientes de los alimentos (debida a la destrucción de las vellosidades de los enterocitos) con diarrea sanguinolienta y con moco. Otros síntomas frecuentes son los dolores intestinales, náuseas y vómitos. La formación de úlceras intestinales y las perdidas de sangre pueden causar anemia por déficit de hierro, especialmente en las mujeres. La disentería amebiana puede ser recurrente, con períodos asintomáticos y sintomáticos, durante muchos años. A veces ocurren infecciones bacterianas asociadas, debido a la fractura de la mucosa del intestino. Si los parásitos se diseminan por el tracto gastrointestinal, pueden causar otros problemas. En el hígado destruyen hepatocitos y se forma un abceso que al crecer provoca problemas hepáticos. En algunos casos pueden formarse abscesos en el bazo o en el cerebro, con complicaciones muy peligrosas. Síntomas de invasión amebiana sistémica son la fiebre alta ondulante, tremores, sudores, dolores abdominales en la zona del hígado, fatiga y hepatomegalia. Diagnóstico y TratamientoEl diagnóstico se logra mediante exámenes de laboratorio de la materia fecal con microscopio óptico. En algunos casos se requiere tomar imágenes del hígado con TAC, o detección del ADN del parásito mediante PCR o serología con detección de anticuerpos específicos. La afección se trata por prescripción médica de metronidazol, iodoquinol, paramomicina o furoato de diloxanida y tinidasol. Los abcesos hepáticos avanzados pueden requerir de cirugía. PrevenciónHervir el agua, no usar cubos de hielo fuera de casa y no comer sin lavar intensamente ensaladas u otros vegetales crudos o frutas crudas con cáscara en zonas endémicas. Es además necesario evitar la presencia de heces humanas de los terrenos agrícolas. Recomendación: por ser la zanahoria un tubérculo y estar en contacto directo con la tierra, debe desinfectarse con cal viva, como los cultivadores por el sistema hidropónico lo hacen y hasta los nematodos los extermina aun estando estos en la parte central del fruto. Uso: en una recipiente de peltre (no de aluminio) llenarlo de agua corriente y añadir una uñita de cal viva por cada 4 L de agua y sumergir la fruta o verdura en ella por 5 min, enjuagarlas con agua de beber, escurrirlas y listo a saborearlas y recibir los beneficios de las plantas. Referencias
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