Brasil es el segundo mayor productor de etanol del mundo, el mayor exportador mundial, y es considerado el líder internacional en materia de biocombustibles y la primera economía en alcanzar un uso sostenible de los biocombustibles.[1] [2] [3] Juntos, Brasil y los Estados Unidos encabezan la producción de etanol, siendo responsables en 2006 por el 70% de la producción mundial[4] y casi el 90% del etanol utilizado como combustible.[5] En 2006 la producción brasileña fue de 16,3 mil millones de litros,[6] la cual representa el 33,3% de la producción mundial de etanol y el 42% del etanol utilizado como combustible a nivel mundial.[5] La proyección de la producción total para 2008 se estima en 26,4 mil millones de litros.[7] La industria brasileña de etanol tiene 30 años de historia y utiliza como insumo agrícola la caña de azúcar, emplea modernos equipos, ha desarrollodo su propia tecnología, los residuos de la caña son utilizados como para producir energía en el proceso de destilación, por lo cual el precio del etanol brasileño es muy competitivo, y consigue un relativamente alto balance energético (razón energía generado/energía usada en el proceso) que varía ente 8,3 y 10,2 dependiendo del uso de las mejores prácticas.[8] La producción de etanol está concentrada en las regiones Centro y Sur del país, siendo el Estado de São Paulo el principal productor. En estas dos regiones se concentró casi el 90% de la producción brasileña de etanol en 2004, y el casi todo el resto se produce en la Región Nordeste.[8] La industria automovilística brasileña desarrolló vehículos que operan con flexibilidad en el tipo de combustible, conocidos en inglés como "full flexible-fuel vehicles" (FFFVs), o popularmente conocidos como "flex" en Brasil, ya que el motor funciona con cualquier proporción de gasolina y etanol. Disponibles en el mercado a partir de 2003, estos vehículos resultaron un éxito comercial,[9] al punto que para marzo de 2008, la flota de carros "flex" ya había alcanzado 5 millones de vehículos, incluyendo automóviles y vehículos comerciales livianos,[10] representando casi un 10% de la flota automotor de Brasil y el 15,1% de los vehículos livianos registrados.[11] El éxito de los vehículos "flex", en conjunto con el uso obligatorio a nivel nacional de entre 20% y 25% de alcohol mezclado con gasolina convencional (gasohol E25) para los vehículos de motor a gasolina, le permitió a Brasil suplir más del 40% de todo el consumo de combustibles para la flota de vehículos livianos con en 2006.[2] Al considerar los otros combustibles utilizados por toda la flota, principalmente los vehículos con motor diesel, el consumo de etanol destilado de la caña de azúcar es de alrededor del 20% del consumo del sector vial.[12] [13] Conocimientos adicionales recomendados
Historia
A partir de la Crisis del petróleo de 1973, el Gobierno de Brasil, en una actitud aislada a nivel internacional internacionalmente, creó el programa "Pró-álcool", y así el etanol recibió la atención como biocombustible de gran potencial. En cuanto el gobierno promovía estudios económicos para producción de alcohol a gran escala, realizando transferencia de tecnología y hasta proporcionando subsidios a las plantas destiladoreas de alcohol, la industria automobilística instalada en Brasil en aquella época - Volkswagen, Fiat, Ford y General Motors - adaptaron los motores de los vehículos para funcionar con alcohol como combustible. Así surgieron en el mercado dos versiones de vehículos: con motor 100% movido con alcohol y la versión convencional de gasolina. El primer automóvil a funcionar con 100% de alcohol fue el Fiat 147 en 1978. Desde entonces y hasta 1986, el automóvil de alcohol ganó popularidad entre los brasileños, al punto que la mayoría de los vehículos fabricados por la industria automovilística utilizaban ese combustible. En 1986 la producción llegó a 619.854 automóviles, representando el 76% de todos los vehículos fabricados en ese año. Originado en una alza del precio internacional del azúcar, a partir de esa época comenzó una caída en el consumo de alcohol, lo que gradualmente provocó la disminución en la venta de automóviles movidos con alcohol. El etanol como combustible comenzó a escasear en el mercado, al punto que en 1991 el Gobierno tuvo que importar etanol desde Estados Unidos, medida acompañada de una reducción progresiva de los subsidios a la producción, lo que provocó la casi extención del programa "Pró-Álcool". También contribuyó a la disminución de la demanda algunos problemas técnicos que presentaban los motores movidos por alcohol, ya que en épocas frías no funcionaban adecuadamente. Durante la década de los 90, y debido a las alzas inesperadas del precio del petróleo, el etanol pasó a ser mezclado con la gasolina, en una proporción de alrededor del 20%, como una forma de reducir el precio que debían pagar los consumidores por la gasolina. En 1999 se ensamblaron solo 1.188 automóviles movidos por alcohol. El resurgimiento del etanol como combustible se produjo en mayo de 2003, cuando la Volkswagen montó una línea de producción para automóviles de combustible flexible, resultando en el Gol 1.6 "Total Flex". Dos meses después la Chevrolet ofreció en el mercado el Corsa 1.8 "Flexpower", utilizando un motor desarrollado en consorcio con la Fiat llamado "PowerTrain". En Brasil, este tipo de vehículo que opera con cualquier proporción de etanol y gasolina es popularmente conocido como auto "flex". En 1993 la producción de automóviles "flex" llegó a 39.853 autos y 9.411 vehículos comerciales levianos. Ya para 2005, los fabricantes que producen vehículos "flex" incluyen las automotrices Chevrolet, Fiat, Ford, Peugeot, Renault ,Volkswagen, Honda, Mitsubishi, Toyota y Citröen.[16] Los vehículos "flex" representaron 38,6% de las ventas de vehículos nuevos en 2005, subió para 59,7% for 2006 y alcanzaron el 71.9% for 2007.[14] [15] El marzo de 2008 la flota de vehículos "flex", incluyendo automóviles y los vehículos comerciales livianos ya habían alcanzado 5 millones.[10] Comparación de la producción entre Estados Unidos y BrasilLa industria de etanol destilado a partir de caña de azúcar que fue desarrollada en Brasil es mucho más eficiente que la industria estadounidense basada en insumos de maíz. En 2007, las plantas destiladoras brasileñas producen etanol por USD 0,22 por litro, comparado con USD 0,30 por litro de etanol obtenido con maíz,[17] además de que los agricultores estadounidenses reciben del Gobierno Federal un subsidio de USD 0,51 por bushel de maíz producido. En los Estados Unidos la caña de azúcar es cultivada en los estados de Florida, Louisiana, Hawaii, y Texas, que cuentan con el clima tropical adecuado para ese cultivo. Las primeras tres plantas destiladoras de etanol producido a partir de caña de azúcar en los Estados Unidos entrarán en funcionamiento en Louisiana a mediados de 2009. Plantas productoras de azúcar en Lacassine, St. James y Bunkie fueron convertidas usando tecnología e inversión colombiana para destilar etanol a partir de caña de azúcar. Se espera que estas tres plantas produzcan en forma rentable 378 millones de litros (100 millones de galones) de etanol en un plazo de cinco años.[18] Otras variables importantes que diferencian la producción en los dos países se presentan en el siguiente cuadro comparativo:
Diplomacia del etanolEn marzo de 2007, la "diplomacia del etanol" fue el centro de la gira del Presidente George W. Bush por América Latina, a través de la cual, Bush y el Presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, buscaron promover la producción y el uso del etanol destilado de la caña de azúcar en América Latina y los países del Caribe. Los dos países también acordaron compartir tecnología y establecer estándares internacionales para los biocombustibles.[4] La transferencia de tecnología brasileña basada en la destilación de caña de azúcar le permitiria a varios países de América Central, como Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, varios países del Caribe, y varios países de la Comunidad Andina la exportación de etanol libre de aranceles a EE.UU., gracias a los acuerdos de libre comercio vigentes. Como ejemplo, aunque EE.UU. impone un arancel de USD 0,54 por cada galón de etanol importado, los países que suscribieron el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana estarían exentos de tal tasa de importación si producen el etanol de productos agrícolas cultivados en el propio país. La expectativa es que por medio de la tecnología brasileña para producir etanol de la caña de azúcar, estos países se podrían convertir en exportadores al mercado estadounidense en el corto plazo.[22] En 2004 la CEPAL ya había presentado una propuesta para desarrollar un programa de biocombustibles en América Central,[23] aprovechando la tradición existente en la región en el cultivo de la caña de azúcar y con la intención de revivir el intento que tuvo lugar en los años ochenta de reproducir la experiencia brasileña para producir alcohol como combustible en Centroamérica. [24] En agosto 2007, el Presidente de Brasil realizó una gira por México y varios países de Amércia Central y el Caribe para promover la tecnología brasileña del etanol.[25] Esta alianza entre Estados Unidos y Brasil generó algunas reacciones negativas. Mientras Bush todavía estaba en São Paulo como parte de su visita de a Latino América, el Presidente de Venezuela, Hugo Chavez, desde Buenos Aires, descartó el plan del etanol y lo calificó de "locura" y acusó a los EE.UU. de intentar "sustituir la producción de alimentos para consumo animal y humano por producción de productos agrícolas para vehículos, para mantener el estilo de vida americano."[26] Fidel Castro, entonces Presidente de Cuba también lanzó fuertes críticas a la iniciativa en uno de sus últimos escritos publicados por el Diario Granma.[27]
Véase también
References
Enlaces externos
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