La Gripe española (también conocida como la Gran pandemia de gripe, la Epidemia de gripe de 1918, La Pesadilla y La Cucaracha) fue una pandemia de gripe de inusitada gravedad, causado por un brote de Influenza virus A del subtipo H1N1 que mató entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo entre 1918 y 1919.[1] [2] Se cree que ha sido una de las más letales pandemias en la historia de la humanidad. Fue causada por el tipo H1N1 del virus de la gripe. Muchas de sus víctimas fueron adultos jóvenes y saludables, a diferencia de otras epidemias de gripe que afectan a niños, ancianos o personas debilitadas. La enfermedad se observó por primera vez en Fort Riley, Kansas, Estados Unidos el 11 de marzo de 1918. Un investigador asegura que la enfermedad apareció en el Condado de Haskell, Kansas en enero de 1918.[3] Los Aliados de la Primera Guerra Mundial la llamaron Gripe española porque la pandemia recibió una mayor atención de la prensa en España que en el resto del mundo, ya que España no se vio involucrada en la guerra y por tanto no censuró la información sobre la enfermedad. Los científicos han empleado muestras de tejido de víctimas congeladas para reproducir el virus para su estudio.[4] Dada la extrema virulencia del brote y la posibilidad de escape accidental (o liberación intencionada) de la cuarentena, hay cierta controversia respecto a las bondades de estas investigaciones. Una de las conclusiones de la investigación fue que el virus mata a causa de una tormenta de citocinas, lo que explica su naturaleza extremadamente grave y el poco común perfil de edad de las víctimas. Conocimientos adicionales recomendados
HistoriaLa tasa de mortalidad de la pandemia de 1918/1919 no se conoce, pero se estima en el 2,5 - 5% de la población de la Tierra de aquel tiempo, y que el 20% padeció la enfermedad. La gripe pudo haber matado 25 millones de personas en las primeras 25 semanas; como comparación, el SIDA mató 25 millones en los primeros 25 años. Algunas estimaciones situan la cifra final de muertos en más de 50 millones, puede que incluso 100 millones. Se estima que en la India murieron 17 millones, aproximadamente el 5% de la población de aquella época y alcanzando una mortalidad del 20% de la población en algunas zonas. En el Ejército de la India al menos el 22% de las tropas que enfermaron murieron. En los Estados Unidos cerca del 28% de la población padeció la enfermedad y de 500 000 a 675 000 murieron. En Gran Bretaña murieron 200 000; en Francia más de 400 000. En Alaska y Sudáfrica pueblos enteros perecieron. En Australia murieron unas 10 000 personas y en las Islas Fiji murió el 14% de la población en sólo dos semanas. En Samoa Occidental el 22%. Tras registrarse los primeros casos en Europa, al parecer en Francia, ésta pasó a España, un país neutral en la guerra y que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias, de ahí que, pese a ser un problema internacional, se le diera este nombre por parecer en las informaciones de la época que era la única afectada. España fue uno de los países más afectados con cerca de 8 millones de personas infectadas en mayo de 1918 y alrededor de 300.000 muertes (a pesar de que las cifras oficiales redujeron las víctimas a «sólo» 147.114). Aunque la Primera Guerra Mundial no causó la gripe, la cercanía de los cuarteles y los movimientos masivos de tropas ayudaron a su difusión. Los investigadores creen que los sistemas inmunes de los soldados se debilitaron por la tensión del combate y los ataques químicos, incrementando las probabilidades de contraer la enfermedad. Un importante factor en la difusión de la enfermedad fue la cantidad de viajes de los combatientes. La modernización de los sistemas de transporte facilitó que los navegantes difundieran más rápidamente la pandemia sobre un abanico más amplio de comunidades. El 27 de febrero de 2001 en PNAS se reconstruyó por primera vez un virus de gripe con la secuencia del segmento NS del virus de 1918 y con la secuencia de un virus adaptado a replicarse en ratones. Los investigadores reconstruyeron ese virus quimera y caracterizaron su virulencia. Los investigadores que realizaron este trabajo comprendieron que la clave para entender el potencial de virulencia de una cepa de virus de gripe pasaba por estudiar su patrón molecular y las características fenotípicas asociadas a su secuencia genética, en otras palabras, la clave para entender la virulencia de una cepa de gripe requiere poder manipular la secuencia genética del virus y estudiar su comportamiento. Las técnica biomolecular que permite realizar tales estudios recibe el nombre de genética reversa. La genética reversa se basa en la posibilidad de "rescatar" un virus de novo a partir de la expresion de su material genético. La expresión coordinada del genoma de un virus en una celula usando vectores de expresión permite que se produzcan todos los factores necesarios para la creación del virus. Un equipo multidisciplinar, capitaneado por el burgalés Adolfo García-Sastre, uno de los padres de la genética reversa del virus de la gripe, se propuso en el 2003 la titánica tarea de encontrar las causas que propiciaron la pandemia de virus de la gripe de 1918. Los investigadores que participan en este proyecto pretenden encontrar esas causas analizando las características moleculares distintivas de este virus pandémico. El equipo engloba junto con el grupo de Adolfo García-Sastre a los grupos de Peter Palese, Ian Wilson, Christopher Basler, Michael Katze y Jeffrey Taubenberger. El 6 de febrero de 2004 en Science se publicó un artículo realizado por dos equipos de investigadores, uno dirigido por Sir John Skehel, director del Instituto Nacional de Investigación Médica (National Institute for Medical Research) de Londres y otro por el profesor Ian Wilson del Scripps Research Institute de San Diego habían obtenido la síntesis de la proteína hemaglutinina responsable de la epidemia de 1918 de Gripe Española juntando ADN procedente del pulmón de una mujer inuit encontrada en la tundra de Alaska y de muestras preservadas de soldados americanos de la I Guerra Mundial. El 5 de octubre, 2005 también en Science, se publica por primera vez en la historia la reconstrucción de un virus totalmente extinguido, el virus de la gripe de 1918 (H1N1). El virus fue totalmente reconstruido in vitro a partir de las secuencias obtenidas del analisis de muestras históricas de tejidos realizadas por el grupo de Jeffrey Taubenberger.[5] Según el informe, después de varias décadas los científicos lograron recrear el virus con ayuda de técnicas de genética inversa, para 'volverlo a la vida' en un laboratorio de bioseguridad de nivel 3, del U.S. Centers for Disease Control and Prevention en Atlanta. Sus efectos fueron estudiados en ratones, embriones de pollo y células pulmonares humanas, empleando para ello diversas versiones fabricadas con genes de otros virus gripales, y así efectuar comparaciones y descubrir los elementos que lo hicieron tan mortífero. Al igual que el original, el virus reconstituido mató en pocos días a los ratones, y se comprobó que también mataba a los embriones de pollo, del mismo modo que el virus aviario H5N1. Victimas famosas
Notas
Lecturas adicionales
Enlaces externos
|
|
Este articulo se basa en el articulo Gripe_española publicado en la enciclopedia libre de Wikipedia. El contenido está disponible bajo los términos de la Licencia de GNU Free Documentation License. Véase también en Wikipedia para obtener una lista de autores. |