La hemólisis es el fenómeno de la desintegración de los eritrocitos. El eritrocito carece de núcleo y orgánulos, por lo que no puede repararse y muere cuando está "desgastada". Este proceso está muy influido por la tonicidad del medio en el que se encuentran los eritrocitos. Por ejemplo, en una solución hipotónica con respecto al glóbulo rojo o eritrocito éste pasa por un estado de turgencia (se hincha por el exceso de líquido) y luego por la presión esta célula estalla. Esto genera una menor cantidad de células que transporten oxígeno al cuerpo entre otros elementos como los anticuerpos. Aproximadamente un 85% de los eritrocitos se destruyen extravascularmente, es decir, sin liberar su hemoglobina al plasma. Se produce en el bazo y en menor medida en el hígado y la médula ósea. Se produce al final de la vida media de los hematíes, aproximadamente a los 120 días. En determinadas situaciones patológicas hay un aumento de la destrucción de los eritrocitos intra o extravascular, como consecuencia de la unión antígeno-anticuerpo (reacción transfusional, eritroblastosis fetal), de lesiones mecánicas como en el fallo de las prótesis valvulares cardiacas, de trastornos osmóticos, enzimáticos, tóxicos, alteraciones congénitas de los hematíes, en anomalías de la hemoglobina, o en infecciones. CAUSAS EN EL MANEJO DE MUESTRAS Conocimientos adicionales recomendados
La hemólisis interfiere con las mediciones de potasio, LDH, fosfatasa àcida, GTO, GTP, bilirrubinas y creatinina entre otras. |
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