El ligamento cruzado anterior (LCA) es uno de los cuatro ligamentos principales de la rodilla. Conecta la parte posterior-lateral del fémur con la parte delantera-media de la tibia, pasando por detrás de la rótula. Esta unión permite evitar un desplazamiento hacia delante de la tibia respecto al fémur. Se une con el ligamento cruzado posterior (LCP) que evita un desplazamiento hacia atrás de la tibia respecto al fémur y, combinado con este ligamento, proporciona estabilidad rotacional a la rodilla. Las rupturas de este ligamento son frecuentes al realizar actividades físicas agresivas y requieren una operación para su reconstrucción. Esta operación puede ser por artroscopia o por cirugía abierta. Para el tejido del nuevo ligamento puede emplearse un autoinjerto (tejido del propio cuerpo del paciente) o un aloinjerto (tejido de un cadáver).[1] No obstante, la operación no es totalmente necesaria en algunos pacientes que realicen poca actividad física, quienes podrán llevar una vida normal sin este ligamento tras una rehabilitación de fortalecimiento muscular.[2] La prueba de Lachmann (eventualmente asociada de otros exámenes clínicos o radiográficos) permiten detectar una ruptura del LCA. ReferenciasEnlaces externos
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