El metilmercurio (a veces escrito como metil mercurio) es un catión organometálico de fórmula química [CH3Hg]+. Se trata de un compuesto neurotóxico capaz de concentrarse en el organismo (bioacumulativo) y concentrarse así mismo en las cadenas alimentarias (biomagnificación),[1] [2] que ocupa un lugar especial debido a que un cierto porcentaje de la población mundial está expuesta a él de una forma u otra y su toxicidad está mejor caracterizada por la investigación médica que la de otros compuestos orgánicos del mercurio. Sus efectos contaminantes se han detectado principalmente en los alimentos de bebes y en los que toman las mujeres durante el embarazo que se pasan vía la placenta al fetos.[3] [4] Conocimientos adicionales recomendados
Características QuímicasEl metilmercurio es una forma abreviada de denominar al monometillmercurio aunque sea más correcto denominarlo como "catión de monometillmercurio". Está compuesta la fómula por un grupo metil (CH3+) enlazado a un átomo de mercurio; su fórmula química es [CH3Hg]+ (a veces escrita en la literatura química como MeHg+). Al tratarse de un catión la molécula posee una carga positiva que puede combinarse fácilmente con otros compuestos (generalmente anioness) tales como los cloruros (Cl-), hidróxidos (OH-) y nitratos (NO3-). Posee además una gran afinidad por los compuestos de azufre que contienen aniones como puede ser el sulfihidrilo (-SH) grupos de aminoácidos como la cisteina y por lo tanto en todas las proteínas que contengan la cisteina, formando un enlace covalente. Más de una molécula de cisteina puede coordinarse con el metilmercurio[5] y de esta forma puede migrar a otros enlaces metálicos en las posiciones de las proteínas.[6] Fuentes del MetilmercurioAmbientalesEl metil mercurio surge de diversos procesos dentro de la industria de procesado del acetaldehído: que es un producto de partida en la síntesis de plásticos, pinturas, lacas, en la industria del caucho, de papel y la curtición del cuero. En la actualidad dentro de los procesos causados por el hombre que generan cantidades importantes de metilmercurio se encuentran el procesado mediante combustión de la basura.[7] Así como en la combustión de combustibles fósiles (en especial el carbón). Entre las fuentes no atropogénicas de metilmercurio se encuentran las emisiones de los volcanes.[8] las rocas que contienen mercurio como el cinabrio que reaccionan con la atmófera, los organismos anaeróbicos de ríos y lagos que interaccionan con los compuestos de mercurio, los incendios forestales, etc. DietéticasDebido a la formación del metilmercurio en el medio acuático principalmente es preocupante para las autoridades sanitarias la acumulación de metilmercurio en el pescado de gran tamaño.[1] Por regla general se trata del pescado que ocupa las últimas posiciones dentro de la cadena trófica.[9] En algunos casos puede ser biomagnificado en la cadena alimentaria, tal y como puede ocurrir en ciertos pescados proveniente de piscifactorías (que en algunos casos son alimentados a su vez de otros peces).[10] [11] [12] Los pescados más mencionados en la literatura científica son: el atún (el denominado albacore -Thunnus alalunga y el atún de aleta azul: Thunnus thynnus),[13] el salmón,[10] el pez espada, la lubina,[14] cualquier variedad de tiburón, los mamíferos marinos, etc. El metilmercurio tiene una vida media en el cuerpo humano de cerca de cincuenta días. Efectos sobre la saludEl metilmercurio es un compuesto neurotóxico asimilable por el cuerpo humano.[2] El metilmercurio se fija en ciertos organos internos como puede ser el hígado y los riñones,[15] aunque su acumulación más severa es en el sistema nervioso. Entre las fuentes más preocupantes de metilmercurio se encuentra el pescado que entra en la cadena alimentaria sin controles por parte de las autoridades sanitarias. Un ejemplo es la enfermedad de Minamata acaecida en en Minamata en los años 1950 (Japón),[7] debido al consumo de pescado y marisco contaminado con vertidos de mercurio. El consumo moderado de pescado (con niveles de mercurio bajos) probablemente no presentará un nivel peligroso de exposición. Las poblaciones indígenas, sin embargo, así como otros grupos que consumen grandes cantidades de pescado o mamíferos marinos contaminados.[1] El metil mercurio posee una gran capacidad para traspasar la barrera placentaria y la barrera hermatoencefálica, por esto es objeto de especial vigilancia la exposición durante el periodo de embarazo.[4] Pudiendo afectar al desarrollo del cerebro. Afecta de igual forma a los infantes.[16] Algunos estudios indican que afecta igualmente al desarrollo posterior del sistema cardiovascular. La comunidad científica considera que dentro del grupo de los compuestos orgánicos de mercurio, aquellos como el alquilmercurio (en particular: etilmercurio y el mismo metilmercurio) tienen similaridades en cuanto a toxicidad (ambos han sido empleados como plaguicidas). Por el contrario otros compuestos orgánicos que contienen mercurio, como puede ser el fenilmercurio, se asemejan más al mercurio inorgánico en lo que respecta a toxicidad. Referencias
Referencias externas
Véase también
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