Una neuralgia es un síntoma provocado por un fallo del sistema nervioso consistente en una trastorno sensitivo o dolor sin que la función motora esté afectada. Si afecta a los nervios periféricos, provoca una alteración de la zona invervada correspondiente al nervio sin que se detecte una lesión en el propio nervio.
Conocimientos adicionales recomendados
Fundamento de las enfermedades de los nervios periféricosLa médula espinal envía dos ramas nerviosas distintas que inervan el cuerpo: una rama motora y otra sensitiva, que parten separadamente y que finalmente se unen para dar lugar a los nervios periféricos mixtos. Éstos se dirigen a los órganos y músculos y sólo en casos raros se dividen de nuevo en sus porciones originales, como ocurre en el caso del quinto par craneal. Por ello, la lesión de un nervio periférico provoca tanto trastornos sensitivos como motores, así como una parálisis que puede conllevar una atrofia muscular, es decir, la pérdida de masa muscular por déficit de ejercicio. La causa de la lesión pude ser una inflamación, una reacción alérgica, un intoxicación, el alcoholismo crónico, determinadas enfermedades metabólicas (como la diabetes mellitus), algunos tipos de disfunciones renales, infecciones virales y déficits vitamínicos. También pude tratarse de una lesión mecánica, como desgarros, fracturas, lesiones compresivas o heridas de bala.[1] Neuralgia del trigéminoEl dolor producido debido a la neuralgia del trigémino se circunscribe al área de inervación del nervio trigémino, un nervio craneal: la cara. Produce un dolor paroxístico de tal intensidad que provoca una mueca casi involuntaria, un tic doloroso. Un aspecto del síntoma es que nunca sobrepasa la línea media facial, debido a la naturaleza doble del par de nervios trigéminos. Los paroxismos se pueden experimentar aislados o en salvas durante periodos de días o semanas. El dolor se presenta espontáneamente o desencadenado por algunos movimientos, como la deglución.[2] DiagnosisAl tratarse de un síntoma, la diagnosis de éste es, en principio, sencilla, mediante la mera observación. Sin embargo, existen metodologías para su confirmación, como la electromiografía , que es un estudio que examina la actividad eléctrica de los nervios. Debe descartarse la presenciad de diabetes, artritis, sífilis y deficiencias vitamínicas. De sospecharse una esclerosis múltiple se puede realizar una RMN del encéfalo.[3] TratamientoAl tratarse de un síntoma doloroso, el tratamiento que evite éste es prioritario: los analgésicos tradicionales, como el paracetamol o el ácido acetilsalicílico no suelen ser efectivos, aunque en combinación con la codeína su eficacia mejora. Puede emplearse algún tipo de antidepresivo, como la amitriptilina, como adyuvante. Si el síntoma no remite, se puede inyectar el anestésico en el nervio, o reseccionarlo parcialmente con radiofrecuencia local, calor, compresión por balón e inyección de químicos.[3] ReferenciasVéase tambiénEnlaces externos
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