Se denominan neuronas espejo a una cierta clase de neuronas que se activan cuando un animal o persona desarrolla la misma actividad que está observando ejecutar por otro individuo, especialmente un congénere. Las neuronas del individuo imitan como "reflejando" la acción de otro: así, el observador está él mismo realizando la acción del observado, de allí su nombre de "espejo". Tales neuronas habían sido observadas primeramente en primates, y luego se encontraron en humanos y algunas aves. En el ser humano se las encuentra en el área de Broca y en la corteza parietal. En las neurociencias se supone que estas neuronas juegan un importante rol dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía (capacidad de ponerse en el lugar de otro) y la imitación. De aquí que algunos científicos consideren que la neurona espejo es uno de los más importantes descubrimientos de las neurociencias en la última década.[1] Conocimientos adicionales recomendados
IntroducciónEn los monos, estas neuronas espejo han sido halladas en la circunvolución frontal inferior y en el lóbulo parietal. Estas neuronas están activas cuando los simios realizan alguna tarea, y además cuando observan esa misma específica tarea realizada por otro. Las investigaciones desarrolladas empleando IRMf, simulación magnética transcraneal (TMS) y electroencefalografías (EEG) han encontrado evidencias de un sistema similar en el cerebro humano, en el que también coinciden el observar y el actuar. La función del sistema espejo es objeto de muchas elucubraciones científicas. Estas neuronas podrían ser importantes para comprender las acciones de otras personas, y para aprender nuevas habilidades por imitación. Algunos investigadores piensan que el sistema espejo podría imitar la acciones observadas, y así enriquecer la teoría de las habilidades de la mente.[2] Otros lo relacionan con las habilidades de lenguaje.[3] También se ha sugerido que las disfunciones del sistema espejo podrían ser la causa subyacente de algunos desórdenes cognitivos, tales como el autismo.[4] [5] Se están realizando investigaciones sobre todas estas posibilidades. DescubrimientoEn los años 1980 y 1990, Giacomo Rizzolatti trabajaba con Leonardo Fogassi y Vittorio Gallese en la universidad de Parma, en Italia. Estos científicos habían colocado electrodos en la corteza frontal inferior de un mono macaco para estudiar las neuronas especializadas en el control de los movimientos de la mano: por ejemplo, asir objetos o ponerlos encima de algo. Durante cada experimento, registraban la actividad de sólo una neurona en el cerebro del simio mientras le facilitaban tomar trozos de alimento, de manera que los investigadores pudieran medir la respuesta de la neurona a tales movimientos.[6] Así fue que, como ya ocurriera con muchos otros descubrimientos, las neuronas espejo fueron encontradas por casualidad. Rizzolatti recuerda que "cuando Fogassi, parado al lado de una frutera, tomó un plátano, observamos que algunas de las neuronas del mono reaccionaron. ¿Pero cómo habría podido suceder esto si el animal no se había movido? Al principio pensamos que fuera un error en nuestra técnica de medición o quizá un fallo del equipo, pero luego comprobamos que todo funcionaba bien y que las reacciones de la neurona ocurrían cada vez que repetíamos el movimiento", mientras el macaco lo observaba. Este trabajo fue publicado en esa oportunidad[7] y posteriormente se ha confirmado,[8] hallando neuronas espejo en las regiones parietal inferior y frontal inferior del cerebro. Recientemente, las evidencias del IRMf, de TMS y de EEG, así como del comportamiento, sugieren con firmeza la presencia de sistemas similares en el ser humano, en el que se han identificado regiones del cerebro que se activan durante la acción y la observación de la misma. No sorprende que estas regiones cerebrales coincidan de cerca con las localizaciones encontradas en el macaco.[9] Neuronas espejo en los monosEl único animal donde las neuronas espejo se han estudiado individualmente es el macaco. En estos monos, las neuronas espejo se encuentran en la circunvolución frontal inferior (región F5) y en el lóbulo parietal inferior.[10] Se cree que las neuronas espejo intervienen en la comprensión del comportamiento de otras personas. Por ejemplo, una neurona espejo que se active cuando el mono rompe un trozo de papel se activaría también cuando el mono ve a una persona rompiendo un papel, u oye un papel rompiéndose, sin ver la imagen. Estas características hacen que los investigadores crean que las neuronas espejo codifican conceptos abstractos de acciones como "romper papel", ya realice la acción el mono o una persona.[11] No obstante, se desconoce la función de las neuronas espejo en los macacos. Ya adultos, estos simios no parecen aprender por imitación. Los experimentos recientes sugieren que los macacos pueden imitar los movimientos de la cara de un ser humano; pero sólo los neonatos, y durante un marco temporal limitado.[12] Sin embargo, no se sabe si las neuronas espejo son la base de este comportamiento. Es posible que, en simios adultos, las neuronas espejo permitieran a un mono entender lo que está haciendo otro congénere, o reconocer la acción que realiza.[13] Sistema de neuronas espejo en el ser humanoNormalmente no es posible estudiar neuronas aisladas en el cerebro humano, así que los científicos no pueden estar seguros de que los seres humanos posean neuronas espejo. Sin embargo, los resultados de los estudios por imágenes del cerebro han demostrado que la circunvolución frontal inferior y la corteza parietal inferior del cerebro humano se activan cuando la persona realiza una acción y también cuando la persona observa a otro individuo realizar esa misma acción. Por lo tanto, es probable que estas regiones contengan neuronas espejo y han sido definidas como el sistema de neuronas espejo humano. Importancia de las neuronas espejoDesde el descubrimiento de las neuronas espejo, se han hecho importantes declaraciones sobre su importancia (por ejemplo, por Ramachandran). Particularmente, se ha discutido mucho acerca de la evolución de las neuronas espejo, y su relación con la evolución del lenguaje. En los seres humanos, las neuronas espejo se encuentran en la corteza frontal inferior, cerca del área de Broca, una región del lenguaje. Esto inclina a sugerir que el lenguaje humano evolucionó a partir de un sistema de comprensión y realización de gestos implementado en las neuronas espejo. Las neuronas espejo tienen ciertamente la capacidad de proporcionar un mecanismo para comprender la acción, aprender por imitación, y la simulación imitativa del comportamiento de los demás.[14] Sin embargo, como en muchas teorías de la evolución del lenguaje, existen pocas evidencias directas. Los estudios también vinculan las neuronas espejo con la comprensión de objetivos e intenciones. Fogassi y otros[15] registraron en 2005 la actividad de 41 neuronas espejo en el lóbulo parietal inferior (IPL) de dos macacos rhesus de la India. Desde hace tiempo se ha reconocido al IPL como corteza de asociación que integra la información sensorial. Los monos miraron como un investigador asía una manzana y la llevaba a su boca, o agarraba un objeto y lo ponía en una taza. En total, 15 neuronas espejo se activaron intensamente cuando el mono observó el movimiento “agarrar para comer” , pero no registraron actividad alguna cuando estuvieron expuestas a la condición de “agarrar para colocar en un lugar”. En relación con otras cuatro neuronas espejo ocurrió lo contrario. Se activaron en respuesta al investigador que colocaba la manzana en la taza pero no cuando la comía. Solamente el tipo de acción, y no la fuerza cinemática con la cual los modelos manipularon objetos, determinaron la actividad neuronal. De manera significativa, las neuronas se activaron antes de que el mono observara al modelo humano comenzando el segundo acto motor (esto es, traer el objeto a la boca o ponerlo en una taza). Por lo tanto, las neuronas del IPL “decodifican el mismo acto (el agarrar) en una diversa manera según el objetivo final de la acción en la cual está contenido el acto”[16] y pueden proporcionar una base neurológica para predecir las acciones subsecuentes de otro individuo y deducir su intención. Daniel Goleman, autor del libro "La inteligencia emocional", afirma que estas neuronas detectan las emociones, el movimiento e incluso las intenciones de la persona con quien hablamos, y reeditan en nuestro propio cerebro el estado detectado, activando en nuestro cerebro las mismas áreas activas en el cerebro de nuestro interlocutor, creando un "contagio emocional", o sea, el que una persona a adopte los sentimientos de otra. Se vinculan los fallos en las neuronas espejo con las personas con autismo. Notas
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