Sadí de Buen Lozano (Barcelona, 18 de julio de 1893 - Córdoba, 3 septiembre de 1936) fue un médico y científico español, notable por sus esfuerzos en el estudio y erradicación de la malaria en España, así como haber descubierto al agente y al vector de la fiebre recurrente española, una forma de borreliosis. Conocimientos adicionales recomendados
BiografíaHijo del eminente científico y político Odón de Buen y del Cos, fundador del Instituto Español de Oceanografía, nació en Barcelona, cuando su padre ocupaba la Cátedra de Historia Natural de la Universidad de Barcelona. Su madre era Rafaela Lozano Rey, hermana del que llegaría a ser ilustre ictiólogo y catedrático de Vertebrados de la Universidad de Madrid, Luis Lozano Rey. Sus hermanos Demófilo, eminente jurista, magistrado y catedrático de Derecho Civil, Fernando y Rafael destacaron en la oceanografía, Victor, ingeniero industrial y aeronaútico, y su hermano Eliseo, que se hizo también médico y se doctoró con una tesis sobre paludismo, colaboró en sus investigaciones. Tuvo cuatro hijos con Berta López de Heredia, una de las hijas del bodegero riojano López Heredia, creador de Viña Tondonía, crecidos en México, a donde llegaron tras la Guerra Civil, con los niños de Morelia. El doctor Sadí de Buen López de Heredia se convirtió en una personalidad de la oftalmopatología, y su hermano Óscar, ingeniero industrial, recibió en México el Premio Nacional de Ingeniería Civil en 1999. ObraSadí de Buen se formó desde 1920 en la parasitología médica junto al investigador de origen italiano Gustavo Pittaluga, catedrático de la especialidad en la Universidad de Madrid.[1] Se especializó en el estudio de las protozoasis, enfermedades infecciosas producidas por protozoos, y de su transmisión por vectores artrópodos, con una perspectiva práctica, en la que el objetivo era la erradicación. Dedicó su atención fundamentalmente a combatir la malaria o paludismo, no sólo a través de la investigación básica, sino a través de la acción práctica. Colaboró con Pittaluga en los trabajos contra la malaria que éste desarrolló primero en Cataluña y luego en Cáceres. Pasó al Instituto de Higiene Alfonso XIII, como miembro del cual fue vocal de la Comisión Antipalúdica Central. Dirigió desde 1920 la fundación de 32 dispensarios antipalúdicos, y en 1924 fundó y dirigió el Instituto Antipalúdico de Navalmoral de la Mata, partiendo del dispensario que el mismo había montado.[1] Con ayuda de su hermano Fernando, naturalista especializado en la vida acuática, Sadí de Buen introdujo en Europa la especie americana Gambusia affinis, un pez carnívoro propio de los ríos que desaguan en el Golfo de México. Gambusia es un carnívoro que se alimenta cerca de la superficiese, devorando ávidamente las larvas de mosquito. De Buen supo identificar las quebradas (arroyos de régimen irregular) de Talayuela (Cáceres) como un lugar adecuado para su aclimatación, que hasta entonces había resultado imposible. Desde allí se puso de marcha una red de criaderos en todas las provincias palúdicas, y de allí salieron las gambusias que con que en adelante se combatió el paludismo en Italia primero, y luego en el resto de Europa y en el Norte de África.[2] Sadí de Buen estudió también la lepra y la leishmaniasis, una infección protozoaria debida a Leishmania y transmitida por flebotómidos, que sigue siendo endémica en zonas del centro peninsular. De Buen describió tres nuevas especies de Phlebotomus. Sadí de Buen descubrió la bacteria Borrelia hispanica (=Treponema hispanica), que produce la fiebre recurrente española, una entidad que él caracterizó.[3] No sólo describió la enfermedad y el agente, sino también el vector, Ornithodoros erraticus (=O. maroccanus), una garrapata de la familia Ixodidae. La enfermedad es propia de la Península Ibérica y el noroeste de África, y está relacionada con otra borreliosis, la debida a Borrelia crocidurae, extendida por África, Oriente Medio y Asia Central. MuerteEn 1931 fue nombrado Director General de Instituciones Sanitarias, convirtiéndose en persona de confianza de Marcelino Pascua, Director General de Sanidad, que pretendía reformar la sanidad española, y a quien sustituía durante sus ausencias.[4] De Buen se encontraba en Córdoba en julio de 1936, en el cumplimiento de sus tareas de investigación en la lucha antipalúdica y como jefe de los Servicios de la Director General de Sanidad, cuando fue apresado el 23 de julio y fusilado la noche del día 2 al 3 de septiembre en las tapias del cementerio de San Rafael por los insurrectos. Su muerte tuvo un amplio eco en Europa, lo que debió de influir en la liberación, por canje, de su padre, Odón de Buen, al que la rebelión militar sorprendió en Mallorca.[5] La eficiente, aunque modesta, organización antipalúdica española, que De Buen había contribuido a construir, desapareció con la guerra, pudiendo considerarse en 1942 que la malaria era el más grave problema sanitario de España, de manera que una nueva estructura hubo de levantarse casi desde cero.[1] Por otra parte, las circunstancias de la muerte de Sadí de Buen favorecieron el olvido de su obra científica, que sólo ha empezado a valorarse a partir de los últimos años. Notas
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