Conocimientos adicionales recomendadosEntre sus síntomas más evidentes es posible individuar el desbalance mandibular, la asimetría facial, limitaciones, dolores y click en los movimientos de la mandíbula, y también bruxismo, piorrea, periodontitis, silbidos, vértigos, neuralgias, migrañas, cervicalgias y lumbalgias. Causa principal de estos problemas son esas posiciones viciadas, asumidas durante el sueño, que obstaculan el movimiento natural de la mandíbula. Durante el decúbito, en efecto, todas las posturas que, dejando gravar el peso sobre la mandíbula, la desbalancean lateralmente, fuerzando los dientes en oclusión lateral, moviéndolos y comprimiéndolos. Consequencialmente, obstaculando la circulación sanguina alrededor de los dientes, vienen favorecidas infecciones como periodontitis y piorreas que facilmente recidivan. Por la mandíbula (un hueso pequeño con posibilidad de movimiento en los tres planos del espacio) la libertad de movimiento es indispensable para cumplir actos fisiológicos funcionales como la fonación, la masticación y la deglutición. Obstaculizando estas funciones, el decubito mandibular obliga las articulaciones bajo cargos asimetricos, estáticos y duraderos, que, con el tiempo, deforman y desmodelan las formaciones anatómicas deviniendo causas de dolores, limitaciones y rumores en los movimientos de la mandíbula. El cóndilo (extremo articular de la mandíbula) del lado opuesto al decubito a la vez, forzado posteriormente, tiende a comprimir una zona rica de venas, arterias y nervios cerca de la oreja interna y del vestíbulo (organos del sistema auditivo y del equilibrio) causando silbatos, acúfenos y vértigos. El decúbito mandibular además obstaculiza la deglución espontánea transformando esta saludable función en una parafunción muy nociva. Como acto funcional inconsciente e innato, la deglución espontánea se activa cada tres, cuatro minutos, involucrando todas sus componentes anatómicas en un movimiento armónico que empuja los dientes en un contacto fugaz hacia una justa oclusión central. La compresión de breve duración seguida por la decompresión, favorece la circulación de la sangre con efectos benéficos por la salud de todas sus componentes, incluida la dento-parodontal. Durante el decúbito mandibular, este movimiento regulador es malamente obstaculado, los musculos masticadores deben en efecto cumplir un esfuerzo notable por poner la mandíbula en su natural posición central moviendo los dientes de la mala oclusión lateral (causada por el decubito) en la justa oclusión central (máxima intercuspidación). El fregamiento de los dientes inferiores con los superiores causada por el peso que los comprime (bruxismo) deviene así en causa del deterioro de las superficies dentales. Enlaces externos
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