Un trasplante de cara es un injerto de piel que implica reemplazar enteramente la cara de un paciente por la cara de un donante. Conocimientos adicionales recomendados
PropósitoPodrían beneficiarse del procedimiento las personas con caras desfiguradas a causa de quemaduras, traumatismos, enfermedades o malformaciones congénitas. La alternativa a un trasplante de cara es trasladar la propia piel de la espalda, nalgas o muslos del paciente a su cara en una serie de por lo menos cincuenta operaciones para recuperar las funciones normales, aunque claro está, limitadas. Esta manera da como resultado una cara a menudo comparable con una máscara. El Dr. L. Scott Levin, jefe de cirugía plástica y reconstructiva del Centro Médico de la Unversidad Duke (Duke University Medical Center, en inglés) ha descrito el procedimiento como "el área más importante de la investigación reconstructiva." HistoriaUno mismo como donanteCuenta un artículo del periódico británico The Guardian: "En 1994, un niño de nueve años del norte de la India perdió su cara y su cuero cabelludo en un accidente de trilladora. Sus padres corrieron al hospital con su cara en una bolsa de plástico y un cirujano consiguió reconectar las arterias y reimplantar la piel." [1] La operación fue un éxito, aunque el niño quedó con algo de daño muscular así como le quedó marcado el perímetro donde se suturó la piel facial. Boca y nariz de otra personaEl primer trasplante de cara parcial del mundo sobre una persona viva se produjo en noviembre de 2005 por un equipo de cirujanos dirigido por el Profesor Bernard Devauchelle, Jefe del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Complejo Hospitalario Universitario de Amiens, Francia en cooperación con el Profesor Jean-Michel Dubernard (el mismo cirujano que realizó el primer trasplante satisfactorio de mano en 1998). Isabelle Dinoire, nacida en 1967, ciudadana francesa, primera persona en recibir un trasplante parcial de cara, debido a circunstancias de depresión Isabelle toma su medicación y se desmaya. Cuando despierta, lo primero que hace es intentar encerder un cigarro, y al darse cuenta de su imposibilidad decubre el reguero de sangre que hay en el suelo. Rápidamente se mira en el espejo y ve que su rostro ha quedado desfigurado, no tiene nariz, ni labios, ni mentón y no siente dolor ninguno. Lo increíble del caso es que las heridas fueron causadas por su perra, la cual se cree que intentaba despertarla [2]. Le fue injertado a la paciente un triángulo de tejido facial de la nariz y la boca de una persona fallecida. [3] [4]. Sus médicos dicen que todavía le queda un largo recorrido y que llegará a aumentar más el movimiento del labio. Aún en este estado, Isabelle da una conferencia de prensa, se presta a que le saquen fotos y es capaz de esbozar unas ligeras sonrisas. "Los científicos de otros lugares han realizado trasplantes de cuero cabelludo y orejas. Sin embargo, esta es la primera vez que se realiza un trasplante de boca y nariz. Los expertos dicen que la boca y nariz son las partes más difíciles de la cara para trasplantar." [5] Cara completa de otra personaLos científicos de la Universidad de Utrecht y la Universidad de Louisville buscan la aprobación para esta operación de trasplante de cara experimental que sería realizada en los Países Bajos. En 2004, la Clínica Cleveland se convertía en la primera institución en aprobar este tipo de cirugía. El equipo de la Dra. Maria Siemionow, de la Clínica Cleveland, está buscando a su primer paciente. En Colombia se planea hacer el primer trasplante facial en Latinoamérica. El paciente es John Diego Riascos, un militar que sufrió el ataque de un rocket durante un combate con la guerrilla, cuyo rostro fue reemplazado con parte de una de sus nalgas. Actualmente, el Hospital Militar busca un donante de rostro. Hasta ahora sólo se ha ofrecido un desmovilizado de las Autodefensas Unidas de Colombia. Cirugía y tratamiento post-operaciónEl procedimiento consiste en una serie de operaciones que requieren equipos de especialistas que vayan alternándose. Teniendo en cuenta el tipo de tejido, edad, sexo y color de la piel, se quita y se sustituye la cara del paciente (incluida la grasa subyacente, los nervios y los vasos sanguíneos, pero ningún músculo). La cirugía puede durar entre 8 y 15 horas, seguidas por una estancia en el hospital de entre 10 y 14 días. Un equipo médico extraería la cara del donante, en muerte cerebral con latido cardiaco, mientras simultáneamente el otro prepararía los vasos sanguíneos y las estructuras que se van a reconstruir del paciente receptor . Tras ello habría que conectar el rostro del donante a ocho vasos sanguíneos, cuatro arterias y cuatro venas del receptor, para que la piel reciba la sangre con el oxígeno y los nutrientes que necesita. Esta misma operación sería necesario realizarla con los nervios que controlan los movimientos faciales de la cara y la capacidad sensitiva. Después del procedimiento es necesaria la toma de medicamentos durante el resto de la vida para suprimir el sistema inmune propio del paciente y para prevenir el rechazo. La inmunosupresión a largo plazo aumenta el riesgo de desarrollar infecciones peligrosas, dolor de riñón y cáncer. La cirugía puede dar lugar a complicaciones tales como infecciones que harían que la cara se volviera de color negro, y requerirían un segundo trasplante o reconstrucción con injertos en la piel. Los efectos psicológicos del procedimiento pueden incluir remordimiento, decepción o pena o culpabilidad hacia el donante. El trasplante no da a la cara del paciente el aspecto de la cara del donante difunto porque la musculatura y los huesos subyacentes son diferentes. Los movimientos faciales son provocados por el cerebro, así que la personalidad expresada con la cara recuerda a la del paciente. El donante sólo transfiere la piel de la cara, no la forma tridimensional ni la personalidad que expresa. Cultura popular
Debate éticoLa operación ha suscitado además un gran debate ético. Hoy en día, el donante debe estar vivo. Son los parientes del donante los que deciden si se le extraen los tejidos faciales antes de desconectarlo de la máquina que le mantiene con vida de forma artificial, dado que el donante presumiblemente era una persona con muerte cerebral. Por ello, hay posibilidades de que el donante pueda volver a respirar por sus propios medios tras haber hecho la donación. En el Reino Unido, los problemas psicológicos y la alta probabilidad de un fallo técnico en una operación tan novedosa han impedido que se apruebe este procedimiento. Las autoridades sanitarias francesas dieron luz verde a la operación el pasado mes de agosto. En 2004, un médico español propuso practicar un trasplante de cara, pidiendo un dictamen. En marzo de 2005 el Comité de Ética del Colegio de Médicos de Madrid le respondió que el trasplante podía provocar problemas de identidad en el receptor y que si fracasaba, la nueva cara no se podía eliminar. Referencias
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