La Internet de los objetos es más ecológica
La demanda de dispositivos conectados sigue creciendo: el proyecto Fraunhofer ha demostrado cómo todos estos sistemas de sensores pueden llegar a ser extremadamente eficientes desde el punto de vista energético o incluso completamente autónomos
© Fraunhofer IZM | loewn logulagu gmbh
Con los miles de millones de sensores que pueblan nuestro mundo cada vez más conectado, sus fuentes de alimentación se han convertido en un factor a tener en cuenta para el medio ambiente, especialmente para el uso industrial. Muchos de los dispositivos que constituyen la Internet de las Cosas están ya intrincadamente ligados entre sí, con una masa de sensores que forman nodos individuales. Los primeros dispositivos del Internet de las cosas se comunicaban entre sí y compartían sus datos sin preocuparse por la eficiencia energética, lo que hacía que muchas de las aplicaciones del Internet de las cosas que se necesitaban con urgencia supusieran una carga demasiado pesada para el medio ambiente como para que pudieran implantarse a una escala industrial real o, de hecho, las convertía en opciones inadecuadas para su actualización. Ahora, las nueve organizaciones Fraunhofer que están detrás del proyecto ZEWOPEL, que significa "Towards Zero Power Electronics", han demostrado que la revolución digital y la revolución energética no tienen por qué excluirse mutuamente.
Con años de investigación y desarrollo activos en todos los ámbitos, desde los sensores integrados y el procesamiento de señales o la recolección de energía y las tecnologías de almacenamiento mejoradas hasta la comunicación inalámbrica eficiente entre los dispositivos IoT conectados, la plataforma ZEWOPEL se creó para optimizar todo el universo de los sistemas IoT. Su enfoque único se basaba no sólo en el uso de tecnología modular que puede adaptarse a la mayoría de las aplicaciones de IoT, sino también en la capacidad de los futuros nodos de sensores para ser autónomos de las fuentes de alimentación externas.
El trabajo de los socios del proyecto se puso a prueba en dos casos de uso característicos del Internet de las cosas: Las ciudades inteligentes y la fabricación inteligente. En el primero, los nodos sensores autónomos controlarían la calidad del aire, como el óxido nitroso o las emisiones de partículas finas, en tiempo real y con una eficiencia energética excepcional. En las fábricas inteligentes, los nodos IoT serían la columna vertebral de un sistema de producción conectado que rastrea y controla el estado de las máquinas, los motores o las bombas. En particular, cuando las máquinas están paradas, esta capacidad de respuesta inmediata podría ayudar a reducir el consumo total de energía en un margen enorme.
Todos los participantes en el proyecto se reunieron en la sesión de clausura del proyecto ZEPOWEL para presentar sus resultados compartidos y su estrategia de comercialización a un público de alto nivel formado por expertos de la industria y el mundo académico. Los casos de uso potencial de los sensores propuestos son amplios y diversos, y abarcan desde la agricultura y la fabricación modernas hasta los sistemas integrales para una Internet de las cosas más potente y sostenible.
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