Las moscas cojoneras pueden utilizarse para detectar el uso de armas químicas y otros contaminantes
Utilización de la espectrometría de masas para determinar las sustancias químicas presentes en las tripas de las moscas cojoneras
Steve Buissinne auf Pixabay
A pesar de las prohibiciones generalizadas, las armas químicas se han desplegado en conflictos recientes como la guerra civil siria, y algunos expertos temen que puedan utilizarse en la guerra de Ucrania. Un estudio de la IUPUI muestra que las moscas cojoneras podrían utilizarse como una alternativa más segura para investigar el uso de estas armas -así como de otras sustancias químicas en el medio ambiente- manteniendo a los seres humanos fuera de situaciones potencialmente peligrosas.
El trabajo aparece en la revista Environmental Science and Technology. La investigación se financió mediante un contrato de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de Estados Unidos.
"Las moscas son omnipresentes y son muy hábiles para tomar muestras del entorno que nos rodea", dijo Christine Picard, profesora asociada de biología y directora del Programa de Ciencias Forenses y de Investigación de la Facultad de Ciencias de la IUPUI. "Volarán por el entorno, lo probarán y esa información se almacenará en sus intestinos. A través de una serie de experimentos, pudimos ver cómo los diferentes factores ambientales afectarían a su detección de simulantes de armas químicas."
El equipo de estudiantes que realizó los experimentos con un simulante de arma química fue dirigido por Nick Manicke, profesor asociado de química y biología química y de ciencias forenses y de investigación en la IUPUI. Un simulante de arma química comparte características de los agentes de guerra química reales -pero no es venenoso para las personas- así como de los pesticidas, que son químicamente similares a los agentes de guerra química en cuanto al comportamiento de sus moléculas.
"Usamos un espectrómetro de masas para determinar qué sustancias químicas había en las tripas de las moscas cojoneras", explica Manicke. "Pudimos detectar los simulantes de agentes de guerra química y también algunas de las cosas en las que se descomponen los agentes químicos una vez que están en el medio ambiente. Si una mosca se encontrara con una fuente de agua, con un agente químico hidrolizado en el agua, lo encontraríamos en la mosca".
Aunque los agentes químicos de guerra no persisten durante mucho tiempo en el medio ambiente, los investigadores descubrieron que se conservan lo suficientemente bien en las tripas de la mosca como para realizar un análisis químico. También pudieron detectar los simulantes de agentes de guerra química hasta 14 días después de la exposición inicial de la mosca, lo que ilustra una alternativa más segura para la recogida de muestras, sin arriesgar vidas humanas.
"Si una zona es demasiado peligrosa, demasiado remota o de acceso restringido, o si se quiere recoger muestras de forma encubierta, basta con poner un cebo y las moscas acudirán a él", explica Manicke. "Podemos explorar grandes áreas atrayendo a las moscas a una trampa y analizando lo que hay en sus intestinos".
Esta investigación también tiene importantes aplicaciones para los científicos medioambientales que quieren entender cómo se mueven los contaminantes, como los pesticidas, por el medio ambiente.
"Gracias a la colaboración entre el Dr. Manicke y el Dr. Picard, pudimos trabajar en un proyecto con el potencial de tener un impacto directo", dijo Sarah Dowling, estudiante de doctorado coautora del estudio. "Es gratificante saber que el trabajo que realizamos a lo largo de este proyecto podría mejorar la seguridad de los combatientes y de otras personas que tratan con sustancias químicas en el medio ambiente".
A continuación, los investigadores planean aplicar lo aprendido en este estudio a un nuevo proyecto de dos años financiado por la Oficina de Investigación del Ejército sobre Química Ambiental. Este trabajo se centrará en la detección de moléculas de "municiones insensibles", que son un nuevo tipo de compuestos explosivos que tienen menos probabilidades de detonar por accidente. Por ello, sin embargo, tienden a depositarse más en el medio ambiente.
Utilizando moscas de la muerte de zonas remotas o peligrosas, Manicke y Picard buscarán rastros de compuestos de municiones insensibles en las moscas, lo que indica contaminación ambiental.
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