Huellas químicas en los ríos europeos

Los análisis muestran una mezcla de sustancias químicas que ponen en peligro sobre todo a los organismos invertebrados

11.03.2024
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Es bien sabido que la entrada de sustancias químicas de origen doméstico en las masas de agua a través de las depuradoras, la agricultura y la industria puede poner en peligro los ecosistemas de agua dulce. Para saber más sobre la contaminación de los ríos europeos, un equipo de investigación del Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental (UFZ) analizó unas 450 muestras de 22 cursos de agua europeos y encontró más de 500 sustancias químicas nocivas, algunas de ellas en altas concentraciones. Según un artículo publicado recientemente en Environment International, éstas suponen un alto riesgo sobre todo para los invertebrados.

UFZ

El mapa muestra la contaminación química de los cursos de agua europeos. El tamaño de los círculos corresponde al número de sustancias detectadas por punto de muestreo. Los colores cuantifican el número de sustancias químicas detectadas simultáneamente en un punto de muestreo (por ejemplo, se detectaron entre 51 y 100 sustancias en el 41% de los puntos).

Muchos pesticidas, productos químicos industriales y farmacéuticos, así como sus productos de degradación, acaban en arroyos y ríos tras su uso. Por ello, un equipo de químicos medioambientales de la UFZ ha estudiado más detenidamente 610 sustancias químicas con patrones de presencia conocidos o efectos problemáticos y ha analizado si están presentes en los cursos de agua europeos y en qué concentraciones, desde grandes ríos como el Elba, el Danubio y el Rin hasta el Ebro y el Tajo en la Península Ibérica, pasando por arroyos más pequeños en regiones agrícolas de Alemania. Tras analizar 445 muestras de 22 ríos, los investigadores detectaron 504 de las 610 sustancias químicas. Encontraron 229 pesticidas y biocidas y 175 productos químicos farmacéuticos, así como tensioactivos, aditivos para plásticos y caucho, sustancias per- y polifluoroalquílicas (PFAS) e inhibidores de la corrosión. Detectaron hasta 50 sustancias químicas en el 40% de las muestras y entre 51 y 100 sustancias químicas en otro 41%. En cuatro muestras, incluso pudieron detectar más de 200 microcontaminantes orgánicos. Detectaron el mayor número de sustancias -241 sustancias químicas- en una muestra de agua tomada del Danubio.

En las muestras, los químicos medioambientales encontraron con mayor frecuencia N-acetil-4-aminoantpirina, que es un producto de degradación del analgésico metamizol. Se sabe poco sobre los efectos de esta sustancia en los ecosistemas de agua dulce. "En el caso de muchos de estos metabolitos, no está claro hasta qué punto son nocivos para el medio ambiente. Aún carecemos de los conocimientos necesarios", afirma la química medioambiental de la UFZ Saskia Finckh, coautora principal del estudio. Sin embargo, ya se han investigado los efectos negativos de otras sustancias detectadas en las aguas. Una de las más comunes es el anticonvulsivo carbamazepina, que no es fácilmente biodegradable en las masas de agua. Además, merma la capacidad reproductora de los invertebrados y retrasa el desarrollo de los peces. Por ello, la carbamazepina ya figura en la lista de vigilancia de la Agencia Federal de Medio Ambiente (UBA) y es una de las otras 23 sustancias prioritarias que se propone añadir a la Directiva Marco del Agua de la UE. También se conoce el efecto de algunas otras sustancias detectadas con frecuencia en las muestras. Por ejemplo, los investigadores del UFZ encontraron con frecuencia los insecticidas diazinón y fipronil, ambos extremadamente nocivos para los invertebrados acuáticos. En total, se superaron los umbrales de riesgo crónico para invertebrados en más de 70 sustancias químicas detectadas en las aguas. Esto significa que una exposición prolongada o repetida puede provocar, entre otras cosas, trastornos del desarrollo.

Muchos de los microcontaminantes orgánicos individuales son un problema para las masas de agua por derecho propio. Sin embargo, hay uno adicional del que preocuparse. "La variedad de sustancias químicas que se vierten en las masas de agua es un gran problema. Todavía sabemos muy poco sobre los efectos aditivos de estas sustancias cuando se mezclan entre sí", explica el Dr. Eric Carmona, químico medioambiental de la UFZ y coautor principal. Para poder evaluar el impacto de estos efectos de mezcla en los organismos que viven en los cursos de agua, los investigadores aplicaron el concepto de huella química, que cuantifica el potencial de las mezclas químicas para afectar a la calidad del agua; en concreto, qué posibilidades de supervivencia tienen en un lugar determinado organismos acuáticos como peces, crustáceos y algas. La huella química se calcula relacionando la concentración de una sustancia química en un lugar con el efecto esperado. A continuación, se suman los valores de las sustancias químicas detectadas. Para cada uno de estos grupos de organismos existe un valor límite científico. La superación de este valor puede favorecer la desaparición de especies vulnerables del ecosistema. Los valores límite científicos se superaron en el 74% de las muestras analizadas. El riesgo es especialmente elevado en el caso de los crustáceos; en el 15% de los lugares analizados, es incluso agudo, lo que significa que los animales tienen pocas posibilidades de sobrevivir en estos lugares.

Los investigadores del UFZ concluyen que, a pesar de las numerosas medidas de mejora, sigue habiendo demasiadas sustancias químicas en las aguas europeas. En muchos lugares se superan los valores límite. "Nuestros datos también muestran que no son sólo sustancias individuales, sino más bien el gran número de sustancias las que contribuyen a este problema", afirma Finckh. Por tanto, es necesario incluir aún más sustancias químicas en el control químico de las aguas para la aplicación de la Directiva Marco del Agua de la UE, ya que éstas aún no se han evaluado en un contexto medioambiental. También se necesitan más datos de medición. "A menudo no está nada claro qué efectos tienen las sustancias químicas en los organismos presentes en el agua y en qué concentraciones", afirma Carmona. En estos casos, se han utilizado valores basados en modelos; sin embargo, éstos conllevan una mayor incertidumbre que los valores de los efectos medidos. "Sobre todo, deberíamos centrarnos más en sus mezclas a la hora de evaluar las sustancias químicas", afirma Finckh.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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