ASEBIO pide al Gobierno que se creen ayudas para el uso de biocombustibles en España

En la actualidad, España dispone de las tecnologías y medios suficientes para alcanzar los niveles de producción de estos combustibles requeridos por la UE

16.06.2010 - España

La Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO) ha solicitado al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, al Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y al Ministerio de Ciencia e Innovación, que se creen ayudas para el uso de los biocombustibles (primas a los productores, deducciones fiscales, etcétera) y para aumentar la investigación en este campo.

Otra de las herramientas que debe fomentar el Gobierno es la de Compra Pública de Tecnología Innovadora en este área, que si bien el Ministerio de Ciencia la ha incluido en su Estrategia Estatal de Innovación, desde ASEBIO consideramos que el sector público puede contribuir de forma más destacada al incremento de la I+D+i nacional mediante la adopción de este tipo de compras públicas de forma coordinada con el resto de Comunidades Autónomas.

La producción de biocombustibles todavía cuesta más que la de combustibles fósiles, tanto por lo inestable del mercado de materias primas, como por los propios sistemas de producción (gasificación, transesterificación, pirólisis, etc.) que todavía requieren de mayores aproximaciones y acciones biotecnológicas, incluso teniendo en cuenta el fuerte incremento de los precios del petróleo. Ya existen países como EEUU, Brasil, Alemania, en los que existe una producción importante de biocombustibles gracias a una combinación de medidas fiscales (desgravaciones fiscales, subvenciones, etcétera) con medidas de sostenimiento de precios y objetivos de uso obligatorio.

En España, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, aprobó la Orden de obligación de biocarburantes el 14 de octubre de 2008, que establecía el porcentaje del uso obligatorio de biocombustibles en 2010 en el 5,83%. En 2007, del consumo de energía primaria, sólo el 0,3% tenía su origen en los biocombustibles, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA).

El porcentaje de utilización de biomasa de España en 2007 fue de 3.635 Gwh, según el Informe Estadístico de Energía, lo que sitúa a España en el undécimo lugar en Europa por utilización de biomasa.

En España existían con inscripción definitiva un total de 424 MW de potencia instalados en plantas de biomasa sólida en diciembre de 2008, según datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE), en las que se valoran tanto cultivos energéticos como residuos agrícolas y forestales.

El objetivo que se persigue es alcanzar los 1.370 MW en 2010, según está fijado en el Plan de Energías Renovables (PER) 2005-2010, por lo que actualmente nos encontramos al 32% del cumplimiento de ese ambicioso objetivo. (Ver gráfico adjunto en la parte de abajo)

La directiva europea 2009/29/CE del 23 de abril establece como objetivo vinculante en los estados miembros alcanzar el 20% de uso de biocarburantes en 2020. “En la actualidad, España dispone de las tecnologías y medios suficientes para alcanzar estos niveles de producción de biocombustibles, ya que en la actualidad somos el segundo país europeo en capacidad instalada de biodiésel, el cuarto en producción de bioetanol, y contamos por nuestra propia estructura agroclimática con un potencial biomásico excepcional. Si el marco regulatorio acompaña, se podrán cumplir los objetivos”, explican los coordinadores del grupo de trabajo de biocombustibles de ASEBIO, Alejandro Terriza y Nora Alonso.

La bioenergía se obtiene de biomasa (residuos procedentes de la agricultura, silvicultura, pesca, acuicultura, entre otros) y la biotecnología interviene en la mejora u aprovechamiento de los procesos biológicos de la materia orgánica como fuente de bioenergía. En la obtención de biocombustibles, se distinguen cultivos de primera generación (tradicionales, alimentarios) y de segunda generación (que no compiten con los productos alimentarios) en función de su grado de innovación. Paralelamente al desarrollo de los biocombustibles, la biotecnología contribuye al desarrollo de la biorefinería, que se usa para la obtención de bioderivados con múltiples aplicaciones industriales. Existe un amplio rango de biotecnologías disponibles y la mayoría de ellas aplicables a la producción de biocarburantes. Entre ellas se incluye, entre otras, la fermentación, la modificación genética y aplicaciones a microorganismos, semillas, cultivos, árboles, etcétera.

Los biocombustibles se utilizan actualmente para automoción y para calefacción. En Brasil ya hay gasolineras que además de gasolina tradicional tienen surtidores de bioetanol al 100%. También se utiliza como combustible de calefacción en algunas fábricas.

Existen tres razones por las que se ha dado un impulso legislativo a la utilización de biocombustibles. La primera, la seguridad energética, para tener un mix energético más equilibrado que disminuya la dependencia del precio de los combustibles fósiles y de las importaciones de petróleo. En segundo lugar, razones geopolíticas, dictadas por la inestabilidad de las zonas productoras de petróleo y en tercer lugar, y sobre todo, por razones medioambientales, ya que existe la necesidad de reducir las emisiones de efecto invernadero para reducir la contaminación atmosférica por emisiones de CO2, consiguiendo además un transporte y una industria más limpios y sostenibles.

Los biocarburantes de segunda generación son producidos a partir de una variedad mayor de materias primas que no compiten con el mercado alimentario, y mejoran los balances en la reducción de gases de efecto invernadero, contribuyendo a la sostenibilidad del proceso y al cumplimiento de los objetivos fijados en la UE y en el PER (Plan de Energías Renovables 2005-2010).

Estos biocombustibles pueden obtenerse mediante varias rutas:

- Ruta biológica, como la obtención de bioetanol a partir de materias primas ligno-celulósicas.

- Ruta termoquímica, principalmente gasificación y síntesis, tecnología que se conoce como BTL, de las siglas en inglés “biomass to liquids”, a partir de la cual pueden obtenerse diésel Fischer Tropsch, biometanol, biodimetil éter, diésel sintético y alcoholes pesados.

- Otras rutas termoquímicas como la pirólisis rápida y la licuefacción hidrotérmica permiten la obtención de los aceites de pirólisis y el biopetróleo (biodiésel HTU) respectivamente.

También se está comenzando a investigar la tercera generación y cuarta generación de biocombustibles. El biodiésel procedente de microalgas y ciano-bacterias constituiría la tercera generación. La producción de Hidrógeno (H2) y de bioelectricidad empleando mecanismos fotosintéticos, y el metano obtenido por bacterias a partir de CO2 se considera que con-forman los biocarburantes de cuarta generación.

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