Sin determinar aún impacto del derrame petrolero en la “zona muerta” del Golfo de México
El pronóstico para 2010, divulgado en la Dirección Nacional de Océano y Atmósfera (NOAA por su sigla en inglés), calcula una zona muerta del Golfo de 16.635 a 20.200 kilómetros cuadrados, un área aproximada equivalente a la del Lago Ontario.
No es claro cuál es el impacto, si es que lo hay, del derrame de petróleo causado por la explosión de la plataforma de exploración Deepwater Horizon sobre el tamaño de la zona muerta del Golfo este año porque hay numerosos factores involucrados, señalaron los investigadores.
“No estamos seguros de cómo se desarrollará esto. Pero un hecho es claro: la combinación de la hipoxia del verano y la toxicidad del petróleo impactan sobre la mortalidad, cría y reclutamiento podría disminuir substancialmente las pesquerías comerciales y recreacionales en el Golfo”, dijo Scavia, consejero especial de la Presidencia de la UM para Sustentabilidad, Director del Instituto Graham de Sustentabilidad, y profesor en la Escuela de Recursos Naturales y del Medio Ambiente.
El drenaje agrícola que contiene fertilizantes y desechos del ganado, alguno procedente de sitios tan lejanos como la Franja del Trigo, es la fuente principal del nitrógeno y el fósforo que causan la zona anual de hipoxia en el Golfo de México. Cada año al final de la primavera y en el verano estos nutrientes fluyen en el Río Mississippi y llegan hasta el Golfo donde nutren crecimientos explosivos de algas. Cuando las algas mueren y se pudren, las bacterias que viven en el fondo del mar descomponen la materia orgánica y, en el proceso, consumen oxígeno. El resultado es una región con carencia de oxígeno en el fondo del mar y las aguas próximas al fondo: la zona muerta.
Este año la situación se complica por las incertidumbres relaciondas con el derrame petrolero en el Golfo.
Si llega suficiente petróleo al área sujeta típicamente a la hipoxia veniega, el tamaño de la zona muerta del Golfo podría aumentar por dos razones: la descomposición del petróleo que hacen lo microbios y que consume oxígeno, junto con el potencial del petróleo para reducir la difusión del oxígeno del aire al agua, el proceso que normalmente restablece los niveles de oxígeno en la columna de agua, dijo Scavia. Por otro lado, la presencia del petróleo podría restringir el crecimiento de las algas que causan la hipoxia, y esto ayudaría a limitar el tamaño de la zona muerta del Golfo.
Las cinco zonas muertas del Golfo más grandes de las que se tiene registro ocurrieron desde 2001. La mayor ocurrió en 2002 con una extensión de casi 22.000 kilómetros cuadrados.
“El crecimiento de estas zonas muertas es una bomba de tiempo ecológica”, dijo Scavia. “Sin esfuerzos locales, regionales y nacionales resueltos para controlarlas estamos poniendo en riesgo las pesquerías”.
Los pronósticos de hipoxia ayudan a los administradores costeros, las autoridades políticas y el público a entender mejor qué causa las zonas muertas.
Los modelos por computadora que generarn los pronósticos se han usado para determinar las metas de reducción de nutrientes requeridas para reducir el tamaño de la zona muerta del Golfo.
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