Rastreando los linfocitos T cooperadores que causan las alergias

03.08.2017 - Estados Unidos

Por fin, un grupo de científicos ha identificado un conjunto específico de células inmunitarias que juegan un papel fundamental en las alergias, resolviendo de este modo el viejo misterio de por qué ciertos individuos presentan enfermedades alérgicas, además de identificar nuevos posibles objetivos terapéuticos. Casi 50 millones de estadounidenses sufren de alergias nasales y, también en Estados Unidos, las alergias alimentarias potencialmente mortales pueden producir hasta 200 muertes al año. Las reacciones alérgicas surgen de una respuesta inmunitaria inadecuada frente a sustancias que de otra manera serían inocuas, como el polen, el moho o los cacahuetes. Dicha respuesta es iniciada por un grupo de células inmunitarias conocidas como «subconjunto Th2» o «linfocitos T cooperadores de tipo 2».

Hasta ahora, los científicos no habían podido distinguir las células Th2 que causan alergias de las que juegan un papel realmente útil en la defensa del cuerpo contra los patógenos. En este estudio, Erik Wambre et al. han identificado una característica propia de seis marcadores de superficie que determina cuáles son las células Th2 problemáticas en los casos de alergia. Las células causantes alergias (conocidas como «Th2A») se observaron en 80 individuos alérgicos a diferentes sustancias, entre ellas polen de árbol, moho, ácaros del polvo y cacahuete, pero no en 34 personas que no sufren alergias. Las células Th2A producían varias moléculas señalizadoras que activan la respuesta inflamatoria; además, los investigadores pudieron observar patrones de expresión génica muy específicos en las células Th2A que involucraban a las vías disparadoras en las respuestas alérgicas. En un ensayo clínico para evaluar la eficacia de un tratamiento experimental para la alergia al cacahuete, los científicos advirtieron una correlación directa entre la desensibilización a dicho fruto seco y una menor frecuencia de células Th2A. Según los autores, dichas células podrían usarse como biomarcadores en la práctica clínica, muy bienvenidos, por cierto, para evaluar la efectividad de los tratamientos contra las alergias. En un estudio de Focus de David Cousins se discute la potencial importancia de estos descubrimientos.

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