Un estudio genético descubre secretos sobre el sexo de los hongos que aportan nueva luz a la candidiasis
Un nuevo estudio genético sobre infecciones fúngicas por Candida (candidiasis) en todo el mundo ha revelado secretos sorprendentes sobre cómo estos microorganismos se reproducen y causan la enfermedad.
Los investigadores han descubierto que todas las muestras eran muy distintas genéticamente. Estas diferencias son especialmente acusadas en los genes relacionados con su capacidad para infectar a los humanos.
Hasta el momento se creía que Candida glabrata sólo se reproducía asexualmente por gemación, aunque el genoma de la levadura contiene los genes necesarios para la reproducción sexual. Gabaldón y su equipo han encontrado evidencias genéticas que demostrarían que C. glabrata podría reproducirse sexualmente, es decir, que intercambiaría información genética. Ello le permitiría obtener nuevas vías para evolucionar y mejorar, por ejemplo, su resistencia a tratamientos o incrementar su capacidad para infectar.
Los datos genómicos han permitido a los científicos reconstruir el "árbol genealógico" de todas las cepas analizadas. Los investigadores demostraron que originalmente existían siete tipos diferentes de C. glabrata en diversos lugares del mundo que sólo habrían entrado en contacto recientemente y se habrían entremezclado presuntamente como resultado de un incremento en las vías migratorias humanas y los viajes.
Sus resultados también abren un debate muy interesante sobre el estilo de vida de C. glabrata, que hasta el momento, se creía que solamente podría vivir en el cuerpo humano. Los microbios que solo pueden vivir en un organismo tienden a evolucionar juntos con su huésped, incluso con cepas específicas para áreas geográficas concretas.
En cambio, el equipo del CRG observó una rápida evolución entre las diferentes cepas de C. glabrata, incluso dentro de una misma región. Ello sugeriría que estos microorganismos también viven de forma independiente al humano, en algún otro nicho desconocido como podrían ser el suelo o alguna planta.
"Hay muchos microorganismos con los que los humanos entramos en contacto, aunque la mayoría de ellos no nos causen ningún daño", afirma Gabaldón. "Nuestros resultados muestran que C. glabrata es un patógeno oportunista emergente y que hace relativamente poco tiempo que infecta a los humanos. Descubrir que esta levadura tiene reproducción sexual nos ayuda a anticipar cómo es posible que evolucionen en el futuro y a prever si es probable que desarrollen resistencia a tratamientos mediante el intercambio de genes".
Conocer mejor el ciclo de vida y las vías de transmisión de C. glabrata también puede ser útil para encontrar nuevas vías de tratamiento o prevención. Al mismo tiempo, este estudio ofrece un aviso a los científicos que trabajan en este campo. "La mayoría de investigadores que trabajan con C. glabrata solamente utilizan una o dos cepas como modelo", explica Laia Carreté, estudiante de doctorado en el laboratorio de Toni Gabaldón y primera autora del trabajo. "Nuestro trabajo demuestra que existe una gran diversidad genética, incluso mayor que en otros patógenos, dando lugar a levaduras con características muy diferentes. Es necesario tener eso en cuenta cuando se estudien e investiguen las infecciones causadas por Candida."